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domingo, 24 de marzo de 2013

Taller Creativo arTclaret

Taller Creativo arTclaret


Concierto de Musica Religiosa

Concierto de Musica Religiosa


martes, 19 de marzo de 2013

Programacion Semana Santa 24 al 31 de Marzo

Programacion Semana Santa 24  al 31 de Marzo




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Taller de Nueva Evangelizacion

TALLER DE NUEVA EVANGELIZACIÓN

SÍNODO DE LOS OBISPOS 2012
 TESTIMONIO Y DESAFÍOS
Mons. Julio Hernando García


Introducción

La comunidad parroquial del Claret al inicio de un nuevo año pastoral, ha realizado su retiro de Nueva Evangelización, un espacio para fortalecer un nuevo rostro parroquial, desde una espiritualidad para la Nueva Evangelización.
También antes de la asamblea pastoral ha convocado a un taller sobre el Sínodo 2012 y que con la presencia de Mons. Julio Hernando García, obispo de Itsmina y presente en el Sínodo nos ha compartido su testimonio y desafíos. Con esta experiencia la parroquia ha querido realzar la visión eclesial del proceso de Nueva Evangelización en la Diócesis de Pereira. Sabemos todo el caminar de la diócesis y de la parroquia para vivir como una comunidad evangelizada y evangelizadora.

A este taller fueron invitadas personas de otras comunidades de la Vicaría de la Pobreza.
Después de un saludo cordial, Mons. Julio nos leyó el texto de Mateo 28,18ss, recordándonos que Jesús mismo es Evangelio. Nos recordó desde la expresión Evangelio su contenido: EU= Bueno, cosa buena. Y ANGELOS= anuncio, noticia.
También se refirió  a la palabra "Sínodo" que es de origen griego: "syn" signfica "juntos" y "hodos" significa "camino". El Sínodo es, pues, "caminar juntos".

Los trabajos de los padres sinodales giraron en torno a unos temas que se habían venido trabajando desde los años de preparación a la gran asamblea del mes de octubre del 2012.
Las consultas a las iglesias particulares, a las conferencias episcopales, a las conferencias de religiosos, a los teólogos,  los consejos de laicos, a diversos carismas eclesiales, a las Iglesias Orientales e incluso a otras iglesias cristianas fueron perfilando una temática que afloró en la Asamblea General.
En el aula sinodal, con la alentadora presencia del sucesor de Pedro y acompañados por sus palabras iluminadas, los padres sinodales y los demás invitados ayudaron a perfilar unos grandes ejes temáticos que se fueron dando en el documento de trabajo, en la breve disertación de los participantes, en las relaciones antes y después de la discusión, en los trabajos de los círculos menores y en el debate libre con el que se concluía cada jornada.

1.      LA RICA EXPERIENCIA ECLESIAL
El Espíritu que anima a la Iglesia va haciendo su obra donde quiere. Así se pudo apreciar con las distintas experiencias evangelizadoras que se están llevando a cabo en estos tiempos en los distintos continentes.
Entre luces y sombras, amaneceres y atardeceres, Dios sigue haciendo historia de salvación contando con la Iglesia.
Fue valioso escuchar el testimonio de las iglesias que peregrinan en el Medio Oriente en medio de persecuciones y martirios.
Las palabras de los obispos sinodales de esos territorios nos fortalecieron y nos mostraron que el creyente es ante todo semilla en el mundo frecuentemente  adverso y hostil al mensaje cristiano.
Por su parte, las Iglesias asiáticas expusieron con voces alentadoras la ardua presencia evangelizadora en ese populoso continente con significativas obras de caridad y el creciente número de nuevas parroquias comprometidas en la formación de creyentes que por la madurez y el testimonio de vida se convierten en fermento de nuevos cristianos.

Las Iglesias del continente africano mostraron que evangelizan en ambientes y círculos que tratan de coartar la libertad del anuncio cristiano y en territorios llenos de vitalidad y de compromiso misionero.
Las Iglesias del continente europeo, tanto las de rito oriental como las de rito latino, expusieron ampliamente la ardua labor evangelizadora que desarrollan en ambientes secularizados y en situaciones que han dejado huellas profundas en su ser y en su quehacer.

Los escándalos de algunos ministros y las pocas vocaciones en varios países del viejo continente han despertado laicos muy comprometidos y variados carismas que generan respuestas audaces acordes a las difíciles circunstancias del tiempo presente. 
A pesar de todo, las iglesias europeas siguen contando con ministros que se abren a la gracia y con generosidad procuran ser fieles a los compromisos de su ministerio.

En Australia y Oceanía, la Iglesia lleva a cabo su acción evangelizadora mediante la presencia y el testimonio caritativo en distintos ambientes. También allí se ha sentido el impacto de la globalización. Las iglesias particulares con planes pastorales conjuntos procuran acoger a quienes viven en la indiferencia religiosa.
En cuanto al continente americano se refiere, también la iglesia vive interesantes realidades en su labor evangelizadora.
La experiencia eclesial de los países del norte del continente es bastante similar a la que se vive en el continente europeo. Las iglesias particulares afrontan esas realidades con creatividad y con el compromiso apostólico de todos los bautizados en variados ambientes.
América Latina experimenta grandes desafíos en su labor evangelizadora. Mediante distintos planes y programas trata de responder a situaciones complejas y particulares como las  sectas, la pobreza, el acompañamiento a las jóvenes generaciones y  el direccionamiento de la religiosidad popular hacia opciones de fe que generen creyentes coherentes.
Toda esta rica experiencia evangelizadora hizo sentir en el aula sinodal una profunda comunión eclesial con Pedro y bajo el cayado de Pedro.
Pero al mismo tiempo la tan variada y novedosa experiencia evangelizadora que lleva la Iglesia en todos los continentes dejaba una inquietud nada fácil de responder: que es entonces la nueva evangelización.

2.      LA NATURALEZA DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Los trabajos sinodales fueron esclareciendo que el fundamento de la Nueva Evangelización para la Transmisión de la Fe es, sobre todo, la acción de la Santísima Trinidad en la historia.
Dios Padre envía a su Hijo, portador de la auténtica Buena Nueva para la humanidad, y el Padre y el Hijo envían el Espíritu Santo para que nosotros seamos verdaderamente hijos de Dios.
Ese movimiento trinitario se revela en la Virgen María quien por la acción del Espíritu Santo acepta el designio del Padre y encarna en sus entrañas al Salvador.
La Iglesia recibe el mandato expreso del Señor resucitado de "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes... enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). La Iglesia tiene la tarea de continuar en el mundo la misión evangelizadora que emana de la Santísima Trinidad.
Se entiende entonces que la misión fundamental de la Iglesia es la evangelización.
El Papa Benedicto en la reflexión de apertura, recordó que la Iglesia ha tomado la palabra "evangelium" y la ha interpretado de una manera nueva y vivificante de tal modo que al proclamarla continuemos el ministerio profético de los apóstoles.
En esa misma reflexión, el Papa señaló la primacía de Dios en la evangelización. Dios es quien habla y actúa en la historia. La Iglesia gracias al Espíritu Santo, anuncia el don que ha recibido del Señor y debe realizarlo hasta los confines de la tierra. Cfr. LG 17.
Gracias a ese fundamento trinitario, cada discípulo de Cristo tiene la misión de transmitir la fe. Todo creyente tiene la crucial y vital participación y el ejercicio en  la misión evangelizadora.
Por fidelidad a la naturaleza trinitaria, la Iglesia evangeliza mediante la misión ad gentes, la catequesis continua y el crecimiento de la fe y la Nueva Evangelización.
En síntesis la Nueva Evangelización es una iniciativa de Dios, una nueva muestra del amor trinitario en favor de la humanidad de nuestro tiempo que compromete a la Iglesia y que la obliga a buscar mecanismos para anunciar y hacer experimentar a todos ese amor divino.

3.      EL CONTEXTO ACTUAL DEL MINISTERIO DE LA IGLESIA
A los cincuenta años de los comienzos del Concilio Vaticano II, la Iglesia contempla los rápidos y profundos cambios que se han presentado en la humanidad. Ellos implican la misión de la Iglesia. Ellos interrogan la evangelización.
En el sínodo afloró la magnitud de los desafíos a los que hace frente la Iglesia hoy y que obstaculizan la transmisión de la fe. El más preocupante de entre ellos es la ausencia de lo transcendente en una cultura cada vez más secularizada. Este es un enorme reto para la Iglesia pero también una enorme ocasión para potenciar soluciones estructuradas en una seria y profunda evangelización.
A la ausencia de Dios en la vida de la persona, se le suman realidades como la globalización y sus múltiples efectos sobre todo en las jóvenes generaciones, el individualismo, la violencia, la falta de libertad religiosa, el desplazamiento de pueblos, la destrucción del ecosistema y la pobreza extrema.  

Estos retos exigen que la Iglesia lleve a cabo una Nueva Evangelización. El magisterio del Papa Juan Pablo II y del Papa Benedicto XVI y los distintos sínodos continentales y regionales dan cuenta de la preocupación constante que se ha tenido en estos años por animar el encuentro de los métodos y de los medios más  adecuados para que se realice la Nueva Evangelización.
Los padres sinodales han manifestado de distintos modos la necesidad de una nueva evangelización en la medida en que sus propias culturas están siendo afectadas por el proceso de secularización, aunque de manera distinta según las áreas geográficas. 

En el aula sinodal se señalaron signos de Nueva Evangelización que dan aliento y esperanza y que son comunes como experiencia eclesial en los cinco continentes.
Se insistió en considerar las parroquias como el centro de la renovación de la Iglesia.
Se destacó también la formación de las pequeñas comunidades cristianas en una gran variedad de formas. Ellas se han convertido en centros vivos de evangelización.
Se dijo que el laicado está viviendo en la Iglesia un desarrollo esencial y fecundo.
Se valoró muchísimo el esfuerzo evidente que hace la Iglesia para promover el diálogo interreligioso como instrumento de paz.
En síntesis, estos tiempos de secularismo y de indiferencia religiosa expresados como parte de la cultura en muchos lugares del mundo hacen que la Iglesia obediente al mandato del Señor enfrente todos estos retos preguntándose sobre su propio misterio.
En esta materia, muchos padres sinodales alentaron a la Iglesia a hacer de este un momento de revaluación de su ministerio para que reconocida la nueva situación ejerza su labor de llevar el Evangelio a todos los hombres.

4.      LAS RESPUESTAS PASTORALES A LAS CIRCUNSTANCIAS ACTUALES

En este tema, se precisan aquellos puntos que se destacaron tanto en las reflexiones, en las discusiones y en los trabajos de los círculos menores.
Los padres sinodales señalaron la urgencia de una renovación espiritual que la Iglesia debe efectuar y proclamar. Esta renovación espiritual es el elemento más importante de la Nueva Evangelización en cuanto implica un encuentro personal con Jesucristo a través de la Iglesia.

Esta renovación espiritual no será posible sino por medio de un nuevo Pentecostés. Muchos de los Padres hablaron de la similitud entre los primeros tiempos de la Iglesia y el momento actual y de la necesidad de destacar el papel de la Iglesia como verdadera presencia de Cristo en el mundo actual.
En este tema de respuestas pastorales, las parroquias afloraron como lugar reconocido donde se desarrolla la mayor parte de la vida de la Iglesia. Ellas son el "locus" donde tiene lugar una buena parte de la experiencia de la gente con la Iglesia y por lo tanto el espacio propio para la nueva evangelización.
También se afirmó la importancia de las pequeñas comunidades como lugares fundamentales para hacer efectivo un nuevo Pentecostés. 

La catequesis ha sido tema de vital importancia en el aula sinodal. La educación  en la fe es un punto esencial de la Nueva Evangelización. Se formuló la necesidad de encontrar modelos prácticos y concretos para ofrecer una adecuada educación a la fe que tenga presente el mundo de los niños, de los jóvenes, del arte, la belleza y de la creación.
Algunos obispos insistieron en la necesidad de poner un mayor énfasis en el ministerio de la catequesis. Teniendo en cuenta que los catequistas son de gran ayuda para la Nueva Evangelización se hizo la solicitud de la institución del ministerio de los catequistas.
Sobre los contenidos de la catequesis varios padres sinodales hablaron de la necesidad de retomar la tradición kerigmática católica para transmitir la Palabra de Dios en estos tiempos de Nueva Evangelización.
Se dijo además que con la Nueva Evangelización se debe hacer presencia en la sociedad mediante las estrechas conexiones vitales entre la persona, la comunidad y la sociedad. En este sentido, se habló del "Atrio de los Gentiles" como un espacio para la evangelización de la cultura.
Finalmente entre las respuestas pastorales se destacó el trabajo por la justicia social y la caridad como identificación de la vida y el ministerio de la Iglesia.

5.      AGENTES Y PROTAGONISTAS DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

En este cuarto tema los padres sinodales fueron amplios y claros en señalar sobre quienes reposa la tarea crucial de la Nueva Evangelización.
El obispo como cabeza de la iglesia particular en comunión con su presbiterio, con los consagrados y los laicos es el responsable de animar, coordinar y llevar a cabo la Nueva Evangelización.
En este sentido se dijo de la necesidad de una pastoral integral que conduzca a una transmisión de la fe en la que intervengan todos los bautizados según sus distintos carismas.
Con frecuencia se hizo mención del presbítero como uno de los más importantes agentes de la Nueva Evangelización y de la transmisión de la fe. Ellos requieren de una formación continua y permanente que les faculte la proclamación gozosa del Evangelio.
También quienes se están preparando para el sacerdocio requieren de una formación singular para que puedan llegar a ejercer su ministerio bajo la novedad y la espiritualidad de la Nueva Evangelización. Ello implica una formación en este tiempo para reconocer que consagrarán sus vidas al servicio de la Iglesia como sacerdotes célibes. 

La vida consagrada reconocida como don de Dios para la Iglesia se constituye en un signo de Nueva Evangelización. De ahí la importancia de estar cercana a los planes pastorales diocesanos y parroquiales. Se destacó la variada participación y los valiosos aportes de los padres sinodales provenientes de varias comunidades de distintos institutos religiosos.
Muchos padres sinodales han destacado el papel del laicado en la labor de la Nueva Evangelización sobre todo campos como la educación, la política, las empresas, los medios de comunicación social y todas las áreas de compromiso de los laicos.

Se destacó el papel de la familia, pues ésta representa el instrumento a través del cual se transmite la fe. Cuando los espacios y los ambientes se reducen, la familia se convierte en el lugar propio de la Nueva Evangelización. Ella necesita ser acompañada y formada sobre todo para que asuma la catequesis y por medio de ella transmita la fe y la ayude a madurar.
También los padres sinodales mencionaron con frecuencia el papel protagónico de los jóvenes en la Nueva Evangelización. Ellos están llamados a evangelizar el mundo juvenil con audacia y sinceridad.
Se mencionaron también los pobres como signo evangelizador para un mundo secularista que fija su mirada en la acumulación de las riquezas. Se recordó el amor de Jesús por los pobres, los enfermos, los marginados, los excluidos y los pecadores.

Algunas intervenciones señalaron el fenómeno migratorio, como una oportunidad para ofrecer espacio y acogida a los católicos que llegan a nuevos ambientes y por no encontrar los esos sitios dejan de practicar su fe.  A ellos es necesario darles la bienvenida y acogerles en la comunidad esta es una forma de Nueva Evangelización.
Se habló también de la liturgia, de la mujer, de la necesidad de establecer centros de formación para la Nueva Evangelización, de la importancia de los medios de comunicación social para la transmisión de la fe, los derechos humanos, la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia, los diálogos ecuménicos, interreligiosos y entre ciencia y fe.
Finalmente, es bueno destacar que en este tema apareció también la parroquia como responsable de favorecer todas sus estructuras al servicio de la Nueva Evangelización de tal modo que en ella se facilite el encuentro personal con Jesucristo, se viva la conversión profunda, se crezca en la fe y se asuma el compromiso misionero que corresponde a cada creyente.

CONCLUSIÓN

La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe es un don divino para la humanidad que Dios confía a la Iglesia de este tiempo y que exige una generosa apertura para responder a lo que Dios está pidiéndonos hoy y para dar a las personas lo que Dios les está ofreciendo.
El Espíritu Santo guía y acompaña a la Iglesia y la dota con dones y carismas para que pueda llevar a cabo en el mundo la tarea que Cristo le ha encomendado.
Evangelizar constituye para la Iglesia su más grande motivo de gozo y de gratitud.
Todos los creyentes en los distintos ambientes y lugares tenemos la tarea de evangelizar.
La Virgen María, estrella de la Nueva Evangelización acompaña a la Iglesia es esta apasionante experiencia de santidad y de misión.

GRATITUD

En nombre de la comunidad parroquial del Claret, quiero darle gracias al Señor por permitirnos tener en medio nuestro a un testigo del Sínodo de la Nueva Evangelización.                       Mons. Julio Hernando nos sigue avivando un “repensar” en este contexto urbano el trabajo parroquial claretiano, con una mente abierta y un corazón misionero.
Después de 50 años de evangelización misionera, acogemos el “llamado” de la Iglesia a un nuevo ardor, a nuevas expresiones y nuevos métodos para ser fieles al Evangelio, vivido y compartido como Claret.
Seguimos con esperanza este Nuevo Pentecostés, ese “soñar” una parroquia como comunidad evangelizada y evangelizadora. En María, corazón de la Nueva Evangelización, compartiremos este caminar, con un encuentro vivo y permanente con su Hijo Jesús, haciendo posible una ciudad como espacio de Vida, Paz, Justicia e Integridad de la Creación.

Gracias pues Mons. Julio por su presencia testimonial y de empuje hacia adelante. En el corazón de la Iglesia queremos ser misioneras y misioneros.
También gracias a todas las personas que siguen forjando una parroquia con rostro nuevo, profundamente humano, espiritual y misionero.

P. Alfredo Plaza Mora, cmf
Párroco

 
Imagenes taller Nueva Evangelizacion






Misa Mons. Julio H. Garcia




Recordando el “Retiro Espiritual”

Recordando el “Retiro Espiritual”                                                                                                          

Recordando el “Retiro Espiritual”
Sábado 26 de Enero de 2013
Casa Santa María de los Ángeles de la Diócesis.


Oriundo de Sopetrán, “la tierra de las frutas” y párroco en Manizales en el trienio anterior; fui designado por mis superiores de la Congregación de Misioneros Claretianos a la que pertenezco,  a formar parte del equipo de misioneros en la parroquia San Antonio María Claret de Pereira. Por tal motivo me invitó el P. Alfredo Plaza Mora CMF, párroco, al retiro espiritual con que dimos comienzo al plan pastoral este año. Estas líneas son una resonancia del retiro,  a petición suya.
Con mucho entusiasmo y alegría llegué a la casa de retiro de Santa María de los Ángeles de la Diócesis, me acerqué al salón donde estaban reunidos un grupo aproximado a las ochenta personas, que pertenecen a la pastoral de la parroquia Claret de Pereira. Dirigidos y orientados por los Misioneros Claretianos de la parroquia: compartían la presentación en pantalla de algunos servidores que participaron en los 50 años de vida Misionera en la parroquia. Se trata del retiro que nos fortalece para el arranque del  año con el desarrollo del Plan Pastoral de Nueva Evangelización propuesto.

Me sentí acogido, sereno,  inducido por el poema de Pedro Casaldáliga “Manos Unidas” que nos invitaba a convertir la actividad pastoral en fortaleza y unidad, en oración y comunión; estábamos terminando esta primera actividad cuando llegó el P. Marco Antonio Guerrero,  encargado de conducir nuestro retiro. Luego de saludarnos, comenzó  reafirmando lo que debemos ser como bautizados, cómo hacer la Nueva Evangelización, colocando la Palabra de Dios como “luz para nuestros pasos”.

Con el texto de LC 24,13-35, sobre los discípulos de Emaús nos hizo la reflexión con la metodología de la lectio divina: donde destacó el hecho que los cristianos católicos no podemos andar tristes “como los que viven sin esperanza”; así andaban los discípulos de Emaús por el camino cuando aún no descubrían la presencia del Jesús vivo y resucitado; experimentaban el fracaso con la muerte de quien les ofreció un proyecto de Vida Eterna. Se apoyó el P. Marcos,  en la frase del Papa Juan Pablo II, que nos invita a  tener: “ojos abiertos y corazón palpitante”.

Y es que toda la Iglesia está en camino de renovación con “El año de la fe” proclamado por el papa Benedicto XVI y específicamente en la reunión de obispos de América Latina en Aparecida el papa nos invitó a hacer una verdadera conversión teniendo “un encuentro personal con Jesúcristo”, percibiéndolo vivo y resucitado, como en el caso de los discípulos de Emaús. Solo así, viviremos libres de las inseguridades e idolatrías que nos ofrece un mundo convulsionado por el caos de la avaricia, la violencia y el desamor.
Decía el P. Marco: A los cristianos nos falta arrojo, intrepidez, no hay pasión por el Evangelio, ni por la Sagrada Escritura. No podemos seguir simplemente queriendo llenar nuestro intelecto de sabias propuestas, eso también, pero además, que el Señor sea mi tiempo, mi vida, mi historia, que lo deje  entrar en mi corazón, aprendiendo a escuchar su Palabra, dejándome educar por ella y viviendo el Misterio Pascual en la Eucaristía. Para ello tenemos que nacer de nuevo-como en Nicodemo-no es un encuentro mental, es una experiencia de Vida con la persona de Jesús, que nos lleva a la conversión.

Viviendo así, renovamos nuestra fe, comunicamos alegría y esperanza, seremos creíbles por el AMOR y capacitados para anunciar a Jesucristo cada día (2Tim 1,6ss). Por ello nos debemos preguntar: ¿Cómo está mi fe?, ¿Pongo obstáculos a la acción del Espíritu en mí?, ¿Cuál es mi identidad de vida cristiana?
No tener miedo a dar testimonio, los problemas y dificultades nos invitan a ser verdaderos y valientes testigos. La experiencia de Jesús pasa por recibir los dones del Espíritu Santo, cuyos frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, fidelidad, modestia,  dominio de sí mismo, bondad, amabilidad. En cambio los efectos de la carne son: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordias, sectarismos, celos borracheras, comilonas y cosas semejantes. Estas cosas son las que impiden entrar al Reino de Dios (Gal, 19-25). De muchas maneras nos animaba el P. Marco para que asumiéramos este año la pastoral con mucho entusiasmo.

Con la frase de San Pablo “Ay de mi si no evangelizare” estamos invitados a descubrir nuestra verdadera vocación evangelizadora, desde nuestra misión de consagrados por el bautismo. Nadie es capaz de crecer solo en la fe, es en la experiencia de la comunidad cristiana donde podemos crecer y nos podemos amar. Allí estamos invitados a construir la comunión y sólo desde allí podemos ser misioneros.
Finalmente el P. Marco nos hizo una referencia con relación a María: “Nuestra piedad mariana no debe caer en un pietismo superficial y vacío, por el contrario nos debe llevar cada día a una relación más profunda y filial con nuestra madre y madre de Jesús”. Ella nos  guía hacia  su Hijo Jesús, para ser verdaderos discípulos y misioneros suyos.

Finalmente el P. Marco nos hizo un cuadro síntesis del proceso de Nueva Evangelización con un buen enfoque sobre los temas obligados: Kerigma, el anuncio; Koimonía, la unidad; Comunidad, proyección cristiana. La misión como tiempo de preparación y llamado inicial, y la misión permanente  como forma de vivir los ministerios en la Iglesia, los sacramentos.

Fue nuestro centro de retiro la Eucaristía Presidida por el P. Marco, concelebrada por los Misioneros Claretianos y misioneros laicos. Un motivo para dar gracias a Dios por los dones recibidos y la fuerza de su espíritu para el compromiso, tarea y misión para lanzarnos en la ejecución del Plan Pastoral. Para mí, la oportunidad de conocerlos e iniciar mi experiencia apostólica en esta comunidad de vida. Gracias por la buena acogida, que Jesús vivo y resucitado nos acompañe en este tiempo de gracia y bendición. 

Pedro Nel Quintero Londoño
Misionero Claretiano