SAN ANTONIO MARÍA CLARET (1807-1870)
1. ETAPA INICIAL: LA BÚSQUEDA (1.807-1.840). Antonio M.
Claret nace en Sallent (Cataluña - España), el 23 de diciembre de 1.807. Desde niño lo
atormenta la idea de la eternidad y del sufrimiento que acompañaría a los
condenados: "siempre, siempre, siempre…". Aprende a enfrentar su vida
en continuas búsquedas: quiere ser un profesional en textiles, pero lo deja
todo, golpeado por las palabras de Jesús: "¿De qué le sirve al hombre
ganar todo el mundo si pierde su vida? (Mt 16,26); quiere ser monje cartujo
(1.830), pero su estado de salud se lo impide; es ordenado sacerdote diocesano
(1.835), pero el reducido ámbito parroquial lo asfixia; busca ofrecerse a la
Santa Sede como misionero universal (1.839), pero no lo logra; desea ser
jesuita en Roma (1.839), pero sus superiores le
recomiendan regresar a España (1.840)… Es decir, Claret fue un hombre de
búsqueda leal y de fidelidad al Espíritu.
2. ETAPA DE
MADUREZ: SER MISIONERO APOSTÓLICO (1.841-1849). Todos los caminos anteriores
llevan a Claret a descubrir su vocación de "misionero apostólico". Y recorre toda España y se siente misionero libre, fortalecido con la Palabra de Dios en su corazón y en sus labios. A la sed de poder y de dinero que domina al mundo capitalista, Claret responde con la virtud de la pobreza, leída como renuncia a acaparar todo tipo de poder (Aut. 357-360). Complementa su predicación con innumerables escritos; para ello crea la Librería Religiosa (1.848). Con otros cinco compañeros, funda la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (… Misioneros Claretianos) (1.849). Sin embargo, a los pocos meses, el Papa Pío IX lo nombra arzobispo de Santiago de Cuba. Claret nunca perderá su talante misionero, transformador de la conciencia del pueblo por la Palabra.
3. ETAPA FINAL: SABER OBEDECER AL ESPÍRITU (1.850-1.870).
Claret realiza tareas que no estaban en su horizonte personal. Convierte su episcopado en una verdadera misión apostólica. En Cuba enfrenta graves problemas: la reorganización y saneamiento de su iglesia local, la esclavitud, los procesos de independencia, la pobreza y la educación del pueblo, los terremotos y las pestes… Funda, con María Antonia París, la comunidad de Religiosas de María Inmaculada (1.855). Como resultado de su compromiso eclesial y social, sufre un atentado, en la ciudad de Holguín (1.856). Regresa a España como Confesor de la Reina Isabel II (1.857). Convierte su trabajo de la corte en misión apostólica. Asiste al Concilio Vaticano I (1.870) y termina su vida desterrado. El resumen de su vida queda en este epitafio de su tumba (1.870): "Amé la justicia y aborrecí la iniquidad. Por eso muero en el destierro" (cf. Sal 45,7). A lo largo de toda su vida, dedicada al servicio del pueblo, tomó luces y aliento de un amor inmenso a Jesús Sacramentado y a María.
ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS
Por iniciativa del obispo de Manizales
Nacianceno Hoyos, llegaron el 24 de diciembre de 1917 a Pereira los primeros
misioneros P. Vicente Conde, Federico Martínez (Primer párroco) y Jaime
Cunillera, para iniciar su labor en la Iglesia de la Pobreza.
La historia de los misioneros en El
Claret, como lo han llamado los pereiranos, está enmarcada en un tríptico
destacado. Primeramente, el trabajo misionero en la Pobreza y más tarde el
Instituto Claret (1929); después, Seminario Claretiano, y actualmente Templo y
Parroquia. El trabajo misionero tuvo su incidencia significativa por las
capillas rurales, en el patronato para artes y oficios, el apoyo a la
Conferencia de San Vicente como atención al desvalido, la imprenta de San
Miguel y Biblioteca circulante del Corazón de María. La edificación del nuevo
Cementerio de San Camilo (1931). Para las jóvenes extraviadas se fundó la Casa
de la Joven que luego asumieron las hermanas adoratrices. También es de
destacar el aporte en la construcción del aeropuerto de Matecaña. El P. Punset
con los seminaristas claretianos y otras personas entusiastas, con sus picos y
azadones desmontaban para hacer posible esa realidad de un aeropuerto. También
todo el entusiasmo para organizar la Semana Santa en la ciudad.
El 30 de septiembre de 1941 la Señora
María Jiménez viuda de Muñoz, firmo la Escritura a favor de los Misioneros
Claretianos con destino a la construcción del templo. Se llamó El Templo
Milagro ya que el 20 de abril de 1947 de
colocaba la primera piedra y el 30 de
marzo de 1952 se inauguraba.
El P. Ángel de María Canals, con la
comunidad claretiana, fue un gran impulsador para la erección de la diócesis de
Pereira (1952).
El 22 de Agosto de 1961 se inauguró como
nueva parroquia en la ciudad de Pereira. Como claretianos que han ido dejando huella, merece destacar los PP.
Andrés Vilar, Juan Punset, Ángel de María Canals y últimamente el P. Ignacio
Montoya por sus más de 30 años en la ciudad.
La celebración de los 50 años de la
parroquia, laorientados desde tres etapas:
La Memoria (logotipo, oración,
publicación de la historia de la parroquia, urna conmemorativa)
La Gratitud (Celebración cultural y
religiosa en el contexto de la fiesta de Pereira y fiestas patronales)
La Misión (Relanzamiento del Proyecto de Nueva
Evangelización Misionera y obras de restauración del templo)
LA
PARROQUIA QUE SOÑAMOS
Anunciadora de Jesús (Kerigmática), oyente y
servidora de la Palabra, que la anuncia,
la vive y la testimonia con gozo, creatividad e impacto, generando
comunidad, esperanza, transformación,
aprecio y respeto por la vida.
Discípula,
misionera e interculturada, en diálogo con todos los pueblos, culturas y
religiones de las localidades o regiones, capaz de recoger y expresar en la
liturgia las expectativas y las peculiaridades de esos grupos.
Profética, defensora de la justicia y de la
integridad de la creación desde el análisis de los signos de los tiempos,
capacitada para hacer lectura de los contextos socio-políticos, siempre lista
para denunciar y testimoniar las situaciones que nos corresponde.
Acogedora, abierta a todos/as, amable, no
excluyente, cordial. Espacio referente de encuentro y mediación, donde cada
persona se siente parte de un todo.
Comunitaria, dinámica, creativa y
testimoniante, en la misión compartida,
conformada por pequeñas comunidades cristianas que unidas entre sí, se
integra en una efectiva comunión con la Iglesia local y con otras instituciones.
Celebradora de la vida y de la fe, centrada en
la vivencia de la Palabra y de los sacramentos. Convertir las celebraciones
litúrgicas, especialmente la eucaristía dominical, en motor y centro de la vida de la comunidad
parroquial.
Catequética, fortalecedora del proceso de la
iniciación y la madurez cristiana, del crecimiento integral de la persona, con
especial atención a niños y jóvenes, a las familias y a los líderes
evangelizadores.
Fortalecida por la vivencia de la
espiritualidad claretiana que se
manifiesta en la experiencia de ser servidores
y oyentes de la Palabra, eucarísticos e Hijos del Inmaculado Corazón de
María en COMUNIDAD MISIONERA.
DECRETO DE CONDECORACION
DECRETO DE CONDECORACION
MENSAJE BENEDICTO XVI
PÁRROCOS DESDE SU
FUNDACIÓN EN 1961 A LA FECHA
- PADRE MARIANO IZQUIERDO 1961 - 1964
2. PADRE HERNANDO
BUENAVENTURA 1964 - 1965
3. PADRE GABRIEL
MARTINEZ 1965 - 1966
4. PADRE EULOGIO
SANCHEZ 1966
- 1967
5. PADRE CRUZ
MARIA ECHEVERRY 1967
- 1969
6. PADRE HUMBERTO
GARCIA 1969
- 1972
7. PADRE MARTIN
GIRALDO 1972
- 1975
1981-1983
8. PADRE JORGE
BARRERA 1981 -
1983
9. PADRE ALCIDES
FERNANDEZ 1984 -
1985
10. PADRE IGNACIO GIRALDO 1985
- 1986
11. PADRE GUILLERMO
JARAMILLO 1986
- 1989
12. PADRE .EUGENIO ZULUAGA 1989 -
1989
13. PADRE IGNACIO MONTOYA VELEZ 1989 - 1989
14 PADRE .LISARDO
RESTREPO 1990 - 1999
15 PADRE VICENTE
RIVERA 1999 -
2002
16 PADRE MARCO
TULIO VALENCIA 2002
- 2005
17 PADRE JULIO
CORREDOR SAENZ 2005 -
2010
18 PADRE
ALFREDO PLAZA MORA 2010 -
LOS CLARETIANOS Y PEREIRA: 95 AÑOS
Ocho años hacía que los Misioneros del Corazón de María
habían llegado de España para hacerse cargo de la misiones del Chocó. Muy
pronto su acción benéfica se extendió por diversos sitios de nuestra nación.
Pueblo Rico (entonces de Caldas) y Jericó (Antioquia) fueron unos de esos
sitios privilegiados. Fue así como el Obispo de Manizales, Mons. Nacianceno
Hoyos, en persona del P. Vicente Conde, conoció a los Misioneros y les tomó
grande aprecio. El resultado fue que el Sr. Obispo de Manizales acudió a los Misioneros
y pidió a sus Superiores que designaran algunos para que se hicieran cargo de
la Parroquia de Pereira.
La petición fue escuchada y por eso el 24 de Diciembre
de 1.917, promediando ya la tarde, los primeros Claretianos llegaron a Pereira
y se apearon de sus cabalgaduras. De 1.917 al día de hoy (2012) han corrido
95 años.
Su llegada a Pereira fue, en gran parte, semejante a la
llegada de José y María a Belén: llegaban cansados, tras largas jornadas a
caballo, después de haber atravesado gran parte del territorio nacional, como
lo exigían las condiciones de la época. El primer contacto fue desconcertante:
encontraron soledad y silencio; eran unos desconocidos a quienes nadie
esperaba. No hubo quién saliera a su encuentro para atenuarles el cansancio.
Este episodio fue solo un primer momento. Pasado ese
susto inicial, los Misioneros fueron acogidos por el pueblo pereirano con
cariño entrañable y, desde entonces, podemos afirmar que Pereira y Claretianos
son dos palabras que armonizan de modo excelente. Hoy me atrevo a afirmarlo con
toda llaneza y sinceridad, sin orgullo, más bien con profunda gratitud al Señor
y al Corazón de María: la llegada de los Misioneros ha sido una bendición para
Pereira. Su acción tuvo gran influencia benéfica primero, por un largo período,
en su Parroquia central, La Pobreza y luego en esta ya cincuentenaria Parroquia
de San Antonio María Claret.
Estos son los nombres de los primeros Claretianos: P.
Vicente Conde, Federico Martínez (primer Párroco), P. Jaime Cunillera y el H.
Nicolás Orbe.
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