Recordando el “Retiro
Espiritual”
Sábado 26 de Enero de
2013
Casa Santa María de
los Ángeles de la Diócesis.
Oriundo de Sopetrán, “la tierra
de las frutas” y párroco en Manizales en el trienio anterior; fui designado por
mis superiores de la Congregación de Misioneros Claretianos a la que pertenezco,
a formar parte del equipo de misioneros
en la parroquia San Antonio María Claret de Pereira. Por tal motivo me invitó
el P. Alfredo Plaza Mora CMF, párroco, al retiro espiritual con que dimos comienzo
al plan pastoral este año. Estas líneas son una resonancia del retiro, a petición suya.
Con mucho entusiasmo y alegría
llegué a la casa de retiro de Santa María de los Ángeles de la Diócesis, me
acerqué al salón donde estaban reunidos un grupo aproximado a las ochenta
personas, que pertenecen a la pastoral de la parroquia Claret de Pereira. Dirigidos
y orientados por los Misioneros Claretianos de la parroquia: compartían la presentación
en pantalla de algunos servidores que participaron en los 50 años de vida Misionera en la
parroquia. Se trata del retiro que nos fortalece para el arranque del año con el desarrollo del Plan Pastoral de
Nueva Evangelización propuesto.
Me sentí acogido, sereno, inducido por el poema de Pedro Casaldáliga
“Manos Unidas” que nos invitaba a convertir la actividad pastoral en fortaleza
y unidad, en oración y comunión; estábamos terminando esta primera actividad
cuando llegó el P. Marco Antonio
Guerrero, encargado de conducir nuestro
retiro. Luego de saludarnos, comenzó reafirmando
lo que debemos ser como bautizados, cómo hacer la Nueva Evangelización, colocando
la Palabra de Dios como “luz para nuestros pasos”.
Con el texto de LC 24,13-35,
sobre los discípulos de Emaús nos hizo la reflexión con la metodología de la lectio
divina: donde destacó el hecho que los cristianos católicos no podemos andar
tristes “como los que viven sin esperanza”; así andaban los discípulos de Emaús
por el camino cuando aún no descubrían la presencia del Jesús vivo y resucitado;
experimentaban el fracaso con la muerte de quien les ofreció un proyecto de
Vida Eterna. Se apoyó el P. Marcos, en
la frase del Papa Juan Pablo II, que nos invita a tener: “ojos abiertos y corazón palpitante”.
Y es que toda la Iglesia está en
camino de renovación con “El año de la fe” proclamado por el papa Benedicto XVI
y específicamente en la reunión de obispos de América Latina en Aparecida el
papa nos invitó a hacer una verdadera conversión teniendo “un encuentro
personal con Jesúcristo”, percibiéndolo vivo y resucitado, como en el caso de
los discípulos de Emaús. Solo así, viviremos libres de las inseguridades e
idolatrías que nos ofrece un mundo convulsionado por el caos de la avaricia, la
violencia y el desamor.
Decía el P. Marco: A los
cristianos nos falta arrojo, intrepidez, no hay pasión por el Evangelio, ni por
la Sagrada Escritura. No podemos seguir simplemente queriendo llenar nuestro
intelecto de sabias propuestas, eso también, pero además, que el Señor sea mi
tiempo, mi vida, mi historia, que lo deje entrar en mi corazón, aprendiendo a escuchar
su Palabra, dejándome educar por ella y viviendo el Misterio Pascual en la
Eucaristía. Para ello tenemos que nacer de nuevo-como en Nicodemo-no es un
encuentro mental, es una experiencia de Vida con la persona de Jesús, que nos
lleva a la conversión.
Viviendo así, renovamos nuestra
fe, comunicamos alegría y esperanza, seremos creíbles por el AMOR y capacitados
para anunciar a Jesucristo cada día (2Tim 1,6ss). Por ello nos debemos
preguntar: ¿Cómo está mi fe?, ¿Pongo obstáculos a la acción del Espíritu en
mí?, ¿Cuál es mi identidad de vida cristiana?
No tener miedo a dar testimonio,
los problemas y dificultades nos invitan a ser verdaderos y valientes testigos.
La experiencia de Jesús pasa por recibir los dones del Espíritu Santo, cuyos
frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, fidelidad, modestia, dominio de sí mismo, bondad, amabilidad. En
cambio los efectos de la carne son: fornicación, indecencia, libertinaje,
idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición,
discordias, sectarismos, celos borracheras, comilonas y cosas semejantes. Estas
cosas son las que impiden entrar al Reino de Dios (Gal, 19-25). De muchas maneras
nos animaba el P. Marco para que asumiéramos este año la pastoral con mucho
entusiasmo.
Con la frase de San Pablo “Ay de
mi si no evangelizare” estamos invitados a descubrir nuestra verdadera vocación
evangelizadora, desde nuestra misión de consagrados por el bautismo. Nadie es
capaz de crecer solo en la fe, es en la experiencia de la comunidad cristiana
donde podemos crecer y nos podemos amar. Allí estamos invitados a construir la
comunión y sólo desde allí podemos ser misioneros.
Finalmente el P. Marco nos hizo
una referencia con relación a María: “Nuestra piedad mariana no debe caer en un
pietismo superficial y vacío, por el contrario nos debe llevar cada día a una
relación más profunda y filial con nuestra madre y madre de Jesús”. Ella
nos guía hacia su Hijo Jesús, para ser verdaderos discípulos
y misioneros suyos.
Finalmente el P. Marco nos hizo
un cuadro síntesis del proceso de Nueva Evangelización con un buen enfoque
sobre los temas obligados: Kerigma, el anuncio; Koimonía, la unidad; Comunidad,
proyección cristiana. La misión como tiempo de preparación y llamado inicial, y
la misión permanente como forma de vivir
los ministerios en la Iglesia, los sacramentos.
Fue nuestro centro de retiro la
Eucaristía Presidida por el P. Marco, concelebrada por los Misioneros Claretianos
y misioneros laicos. Un motivo para dar gracias a Dios por los dones recibidos
y la fuerza de su espíritu para el compromiso, tarea y misión para lanzarnos en
la ejecución del Plan Pastoral. Para mí, la oportunidad de conocerlos e iniciar
mi experiencia apostólica en esta comunidad de vida. Gracias por la buena
acogida, que Jesús vivo y resucitado nos acompañe en este tiempo de gracia y
bendición.
Pedro Nel Quintero Londoño
Misionero Claretiano
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Semana Biblica 2012
Una experiencia en búsqueda de la espiritualidad bíblica de la Ciudad.
Semana Bíblica en la Comunidad Parroquial de Pereira.
Del 14 al 18 de Noviembre de este
2012, que va terminando, nos convocó la Semana Bíblica en Pereira. La temática
de la Espiritualidad Bíblica de la Ciudad nos sirvió para enfrentarnos a un
areópago que la Biblia, como Palabra de Dios, pone como reto a nuestro
compromiso misionero.
Descubrir que partiendo de la
agricultura y la ganadería, aportes muy femeninos, al proceso de evolución
humana, se dio la posibilidad de pasar
de una situación de nomadismo a una experiencia sedentaria que
posibilitará, con el paso de los tiempos, la construcción de “ciudades” y la
invención de la Escritura, nos permitió aterrizar y descubrir los aportes del
ser humano a esa experiencia de la Revelación de Dios y su Palabra.
Nos centramos en la búsqueda del
Espíritu y de la espiritualidad en esa estructura social. Y percibimos, ante
todo, el llamado que la ciudad tiene para que se HUMANICEN sus habitantes como
proyecto inicial en los orígenes de ella misma… Pero descubrimos su ambigüedad
también, que le viene del componente humano que la conforma y de los diferentes
proyectos que el mismo ser humano puede trazarse para su vida. Puede volverse
opresor, marginante y excluyente y de ahí le vendrá a la ciudad el carácter de
“maldita”, o puede ser abierta, incluyente y en búsqueda de mejores
oportunidades para sus habitantes y tendrá el carácter de “bendita”.
La historia de Israel nos iluminó
para encontrar en la Biblia esas posibilidades que Dios le da a la Ciudad y
estudiamos las experiencias que tuvo ese pueblo: La Belleza del proyecto tribal
y la conquista de las ciudades opresoras para volverlas ciudades desde un
proyecto (el emblemático Jericó)… la triste historia de las ciudades que pierden su horizonte y se
vuelven opresoras (con Jerusalén a la cabeza) y la esperanza y la certeza de
que un día “Alguien” o “algunos” trabajaremos por una ciudad distinta, más humanizante.
Y el ejemplo de Jesús nos dio
luces para que encontráramos las líneas de nuestro trabajo en la ciudad… El
SERVICIO COMO REGLA y MANDATO: “Ustedes no hagan así… entre ustedes el más
grande que sea el servidor…”; el trabajar preferencialmente con los marginados
y oprimidos, “como él lo hizo y lo dijo”; el desenmascarar y denunciar los
horrores que hacen en la ciudad sus líderes; y el cambiar y ayudarle a cambiar
los criterios a la ciudad para que sea más humana… más divina en el plan de
Dios.
Nos reunimos todos los días de 68
a 76 personas en el salón parroquial de la Comunidad de Pereira y nos acompañaron
los padres Agustín Monroy y Juan B. Flórez en este caminar bíblico. Toda la
experiencia la culminamos con un retiro en las instalaciones del Seminario de
la Diócesis de Pereira, en “la Badea”, el domingo 18 desde las 8 de la mañana
hasta las 2 de la tarde. Jornada de intensa reflexión, silencio y compartir.
Les dejamos como testimonio unas imágenes y les animamos a buscar en otras
ciudades y regiones el Espíritu de la Palabra para que hagamos entre todos unas
ciudades más hermanas, para que le demos posibilidad al Reino y para que lo
hagamos desde la Misión Claretiana”.
Cronica
MISIONEROS CLARETIANOS
PASTORAL BÍBLICA PROVINCIAL
ZONA ANDINA, PEREIRA
RETIRO PARA CULMINAR LA SEMANA
BÍBLICA. NOVIEMBRE 18 DE 2012.
Retomar la ciudad y prepararnos
para Adviento.
Llegada y saludo.
Ambientación:
Queremos
que este tiempo de retiro, de preparación para celebrar el Adviento, sea un
momento privilegiado para mirar hacia adelante en nuestra vida, tratando de
seguir a Cristo. Esto es lo que muchos hombre y mujeres, a lo largo de la
historia han tratado vivir: dejar de mirar atrás, dejar de mirarse a uno mismo…
y correr hacia adelante, remar mar adentro y junto a San Pablo poder decir:
“Continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo… Pero una cosa hago: olvido lo
que dejé atrás y me lanzo de lleno a lo que está por delante, corriendo hacia la
meta” (Flp , 12-14).
Y
nuestra senda no puede ser otra que Jesucristo. Caminaremos con particular
fuerza en este tiempo de Adviento, favorable para convertirnos y adentrarnos
así en el misterio de su vida, muerte y resurrección, que celebramos
constantemente mientras esperamos su segunda venida.
PINTAR LAS HUELLAS EN EL PAPEL MIENTRAS CANTAMOS
«Te he explicado hombre, el bien, lo que
Dios desea de ti: simplemente que practiques la justicia, que ames la
misericordia y camines humildemente con tu Dios”
Miqueas 6,8
Canto: Llegará, con la Luz…
NOTA: Presentación del símbolo que acompañará el retiro
Se colocará en en el piso un
papel continuo con el trazado de un CAMINO por las huellas de los/las
participantes con un pan partido y una lámpara y BIBLIA y en el centro una
figura de la ciudad en Navidad. En él, a lo largo del transcurso del retiro,
iremos colocando el símbolo que acompaña a cada momento y plasmando las puestas
en común realizadas por el grupo.
PRIMER
MOMENTO 1.- Ambientación:
Defender y practicar la justicia, significa respetar la
dignidad y los derechos de los demás. Incluye la tolerancia, apunta a la
solidaridad, exige no aprovecharnos del otro, no robar lo más mínimo al otro ni
aprovecharse del robo de los otros… El ayuno es una llamada a vivir la
austeridad, y a devolver a los pobre no lo que nos sobra, sino lo que es de
ellos. Ayunar de tantas cosas que nos sobran es de justicia. Por eso lo
simbolizamos con este pan que recibiremos…
Sueño de Adviento
Comentario espiritual del texto de Isaías 11,1-10
El Adviento es un tiempo de espera y de esperanza. Es un
tiempo de alegría profunda, pero todavía no presente. Es tiempo de revisarse a
un mismo y de mirar alrededor. Este, el mundo que tenemos, es el que recibe la
visita de nuestro Dios. Sabemos que no se la merece, que Dios viene por pura
benevolencia, por puro amor, por pura gratuidad.
Los textos bíblicos de la liturgia nos acompañan en este
camino; nos ayudan a reflexionar sobre el misterio que celebramos en Navidad:
¡Es Dios quien viene a nosotros! En los cuatro domingos de Adviento encontramos
en los evangelios la figura fascinante y poderosa de Juan Bautista y la
obediencia de María y de José. En la primera lectura nos acompaña el profeta
Isaías con su grito de esperanza dirigido a un pueblo que sufre las peores desgracias:
la guerra, la derrota, la corrupción de sus dirigentes, el exilio, el expolio,
la destrucción del templo de Dios, el abandono de la fe, la desesperación
total. «Ha terminado nuestra historia», piensan, «han terminado las promesas de
Dios, ya no tenemos futuro, porque nos hemos quedado sin presente.»
Isaías fue testigo de situaciones extremas por las que tuvo
que pasar su pueblo. Él también estuvo tentado por la desesperación, pero fue
capaz de aceptar la luz que Dios le regalaba, pudo ver más allá, más al fondo
del río de la historia, y se dio cuenta de que las guerras y las desgracias no
tienen la última palabra, que es Dios, solamente él, quien lleva adelante la
historia. Además, Dios le confió la difícil tarea de anunciar esta esperanza a
sus conciudadanos. ¿Cómo anunciar la victoria de Dios a un pueblo vencido y
humillado? Solo con la fuerza de la palabra que viene de Dios y con la
vitalidad de la poesía más atrevida.
2.- Lectura
del Texto Isaías 11,1-10 Lo tendremos todos y todas
3.- Explicación de Isaías 11,1-10
e invitación a la meditación de 20 minutos
- Lee primero el texto con tranquilidad, fijándote en sus
imágenes, pasándolas por la imaginación. Deja que la poesía el texto te ilumine
antes de comenzar con la reflexión.
- Repasa el texto poco a poco, deteniéndote en aquellos
detalles que más te inspiran. No es necesario agotar todas las ideas, deja que
el Señor te dirija su Palabra a ti, que te toque el corazón. Aquí tienes
algunas pistas:
4.- Para la Reflexión:
• Puedes fijarte en los dones del Espíritu
Santo. ¿Cuál es el más necesario para ti en este momento? Pídeselo al Señor.
• ¿Eres una persona que juzga a los demás?
¿Te quedas en las apariencias? ¿Valoras a los demás con misericordia? ¿Eres comprensivo?
• ¿Colaboras con los necesitados? ¿Puedes
hacer algo en su favor? ¿Es importante la justicia en tus decisiones?
• ¿Cuáles son tus sueños? ¿Qué deseas de
verdad en tu vida y en la de las personas que aprecias? ¿Qué le pides a Dios?
¿Qué sueño concreto tienes ahora mismo? Intenta observarlo con los ojos de
Dios.
• ¿Puedes soñar a la altura de Dios? ¿Qué
te está pidiendo él a ti?
- Dedica también un momento a dar gracias a Dios, a alabarlo,
a estar con Él sin prisas. Descansa en Él.
5.-
Para compartir…GESTO
Una vez
terminado el tiempo de reflexión personal nos unimos el grupo para poner en
común este primer momento mediante un gesto y motivar el siguiente momento.
1.- Cada
persona tiene la tarjeta que se les ha repartido al principio con la imagen del
pan.
2.-
Escribirán en uno de los trocitos del pan qué don del Espíritu quieren pedir en
este Adviento.
3.-
Arrancarán ese pedacito de pan y lo pegarán en la misma imagen en grande que
ambienta la primera parte del camino.
4.- Se inicia el segundo momento.
SEGUNDO
MOMENTO 1.- Ambientación:
Caminar
humildemente con Dios es vivir en su presencia, agradeciendo, sirviendo y
confiando. Que lo reconozcamos y le sirvamos humildemente, especialmente en los
más necesitados. Que “andes solícito al servicio de tu Dios”. Sea Dios así,
como el sol de tu camino.
La
oración es el medio más poderoso para caminar con Dios, para vivir abierto a
Él, para sentir su presencia amistosa, y el mejor medio para conocer y
reconocerlo en cada persona, en cada acontecimiento, y para servirlo con
humildad y amor.
2.-
Símbolo que acompañará la reflexión:
Como
símbolo de la segunda etapa del camino se entrega una pequeña lamparita. Se
hará en grande y se pegará en el camino, acompañando así este segundo tiempo de
reflexión. También se pondrá la siguiente frase en grande:
“MI
LÁMPARA ESTÁ CIEGA HASTA QUE SE ENCIENDE” (Tagore)
La reflexión es en un lugar juntos, motivada por quien guía/dirige
el retiro. Posteriormente se deja tiempo para el encuentro personal, marcando
la hora de regreso para la puesta en común.
3.
Esquema para la oración personal
A. Leemos Orar a pié descalzo, que se entrega a cada uno y Me pongo en
la presencia del Señor
Es
decir, tomo una actitud de atención a lo que él quiera decirme. El sale a mi
encuentro.
He de
hacerme consciente de mí mismo, estar con todos mis sentidos a la oración,
vivir en el momento presente sin que me preocupe ni el pasado ni el futuro: soy
todo yo el que está orando, mi mente, mi cuerpo, mi corazón.
Presto
atención a Dios: él está ante mí, él está en mí. Puedo repetir lentamente
alguna de estas frases: Tú estás cerca... Tú estás aquí. .. Tú estás en mí. ..
Me pueden ayudar, sobre todo, algunas frases de la
Sagrada Escritura:
«Señor,
tú me sondeas y me conoces» (Salmo 138).
«Donde
dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,
20).
«¿No
saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1
Cor 3, 16).
«El
que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él» (Jn 6, 56).
«Quien
me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos
morada en él» (Jn 14, 23).
B. Escucho su Palabra
- Vamos
a leer con fe unos párrafos del Evangelio, lentamente, prestando atención a
cada frase. Dejémonos penetrar por lo que leemos. Contemplemos al Señor en lo
que hace, qué dice, qué sentimientos manifiesta, cuál es su actitud ante el
Padre, ante las personas, ante los acontecimientos, ante las cosas. Me fijo en
lo que le rodea.
Referencias
Bíblicas para la reflexión personal
“Pidan
y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”
“Cuando
pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando se
pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el
Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas”.
“Jesús
les enseñó que era necesario orar siempre sin desanimarse”.
“Todo
lo que pidan al Padre, Él se los concederá en mi Nombre. Hasta ahora no han
pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será
perfecta”
“Vivan
orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen
en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo a
favor de todos sus hermanos».
C. Le respondo
- Me miro ahora a mí mismo con la conciencia de que el
Señor está presente y me dirige a mí sus palabras.
- Le expreso mis sentimientos de alabanza, de acción
de gracias, de disponibilidad a su voluntad, le pido su ayuda... No se trata de
hablar mucho. Mejor me quedo en silencio contemplando la escena evangélica.
- Le pido perdón por la separación entre mi propia
actitud y la de Jesús.
- Expreso mi confianza en que él me ayudará a cambiar
mi vida y adoptar su estilo, sus actitudes..., concretamente la actitud que se
manifiesta en la Palabra evangélica que ahora estoy orando.
- Me doy cuenta de que no estoy solo ante el Señor, ni
en el tiempo ni en el espacio. Le hablo al Señor de los hombres y las mujeres.
Le doy gracias por aquellos que han sabido serle fieles, por María, los
santos…Le pido que su Reino se extienda cada ver más.
- Pido al Padre, en nombre de Jesús, que me envíe el
Espíritu Santo, el único capaz de renovar mis criterios, mi corazón, y darme la
fortaleza ante la dificultad, y la constancia en la dirección de mi vida a
pesar de mis fallos.
- Y
antes de terminar le doy gracias porque ha sido el Espíritu de Jesús el que ha estado
orando en mí y el que me mantiene unido al Señor y a todos los que creen en él,
sin fronteras de espacio ni tiempo.
Ahora podemos salir y estar unos 15 minutos
en oración… lo que hemos empezado acá lo podemos terminar en otro espacio.
4.
Para compartir…GESTO
Una vez
terminado el tiempo de reflexión personal nos unimos el grupo para poner en
común este segundo momento mediante un gesto.
1.- Cada
persona tiene la tarjeta que se les ha repartido al principio con la imagen de
la luz, repetimos la frase de la luz
2.- En
ella escribirán qué propósito hacemos de oración para este Adviento, algo que
podamos cumplir… fácil… sencillo….
3.- Para finalizar el canto de la fe que
tenemos en la Parroquia y motivar el siguiente momento
TERCER
MOMENTO 1.- Ambientación:
Que
“ames la misericordia”, que te llenes de misericordia, que vivas en la
misericordia, que la misericordia te capacite para amar… Es lo que más define
al cristiano, porque es lo que más identifica al Dios de Jesús. Misericordia
significa: comprensión, ayuda y perdón, compasión, cercanía y solidaridad, amor
entrañable.
La
limosna era considerada como una de las obras de misericordia, la más
significativa. El que es misericordioso es generoso. Pero para que la limosna
sea misericordiosa, es preciso que el don te duela, que te des a ti mismo: tu
tiempo, tus talentos, tu servicio.
2.-
Símbolo que acompañará la reflexión:
Como
símbolo de este momento del camino se propone el dibujo de la ciudad en Navidad
y se entregan unos granos de incienso a cada uno con un papel pegante,
Hacemos
caer en la cuenta de la frase:
“MI INCIENSO NO REGALA SU PERFUME HASTA QUE
SE QUEMA”. (Tagore)
La
reflexión es en común, motivada por quien guía/dirige el retiro. Posteriormente
se deja tiempo para el encuentro personal, marcando la hora de regreso para la
puesta en común.
3.-
Reflexión: MISERICORDIA
La
misericordia es una actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del
ofendido hacia el ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado. En
el cristianismo, es uno de los principales atributos divinos.
No
hay que confundir la misericordia con la lástima. “Lástima es un sentimiento
menos vehemente y más pasajero que compasión. Así es que de la palabra lástima
no se deriva un adjetivo aplicable al que la siente, sino al objeto que la
provoca, y lo contrario sucede con la palabra compasión, de que se deriva
compasivo. Son lastimeros o lastimosos los infortunios, las enfermedades, el
hambre y la persecución. Son compasivas las personas en quienes estos males
producen lástima, la compasión añade a esta idea la de una cierta inclinación
del ánimo hacia la persona desgraciada, cuyo mal se desearía evitar.
En
la religión cristiana
La
palabra hebrea ra-jamím y la griega é-le-os suelen traducirse “misericordia”.
Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y
significado. El verbo hebreo ra-jám se define como “sentir o irradiar afecto
entrañable, ser compasivo. La idea principal parece radicar tanto en el hecho
de tener cariño y tratar con dulzura como en el sentimiento de tierna emoción.
El término está estrechamente relacionado con la palabra para “matriz”, se
puede referir también a las “entrañas”, las cuales se ven afectadas cuando se
siente de manera afectuosa y tierna la compasión o piedad. Is 63,15- 16 Jer
31, 20
Tradicionalmente,
la religión cristiana ha enseñado la necesidad de, imitando la misericordia
divina, llevar a cabo esta actitud en forma de obras, tanto espirituales como
corporales. Buscar la misericordia de Dios. Los que desean disfrutar de la
misericordia de Dios deben buscarle con una buena predisposición de corazón y
abandonando sus malos caminos y pensamientos perjudiciales (Isa 55,6-7)
Jesús
y sus discípulos se destacaron especialmente por las dádivas espirituales, de
mucho más valor que las materiales, que misericordiosamente ofrecieron. (Jn
6,35; Hch 3,1-8.) Los miembros de la comunidad cristiana, en especial los que
actúan en ella como “pastores‟ (1Pe 5,
1-2), deben cultivar la cualidad de la misericordia y reflejarla, tanto en
aspectos materiales como espirituales, “con alegría”, nunca de mala gana. (Rm
12,8.) Mientras manifiestan su misericordia hacia aquellos cuyas acciones no
han sido correctas, deben cuidarse de no caer en la misma tentación, y han de
ser conscientes de que no solo deben amar la justicia, sino también odiar el
mal. Su trato misericordioso no implica que aprueben el mal. Recordemos el
epitafio de la tumba de Claret: “Amé la justicia, odié la iniquidad, por eso
muero en el destierro”
Las
obras que se recomiendan son:
Obras
de Misericordia Espirituales
• Enseñar
al que no sabe
• Dar
buen consejo a quien lo necesita
•
Corregir al que se equivoca
•
Perdonar las injurias
•
Consolar al afligido
• Tolerar
los defectos del prójimo
• Orar por los vivos y los difuntos
Obras
de Misericordia Corporales
• Dar de comer al hambriento
• Dar de beber al sediento
• Vestir al desnudo
• Visitar a los enfermos
• Asistir al preso
• Dar posada al peregrino
• Sepultar a los muertos
4.-Cuento:
Por
la calle vi una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito
y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le
dije a Dios: ¿Por qué permites estas cosa? ¿Por qué no haces nada para
solucionarlo? Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de
improviso, me respondió: «Ciertamente que he hecho algo. Te hice a ti».
§
En Adviento el Amor de Dios se quiere
expresar a los demás a través de nosotros, ¿Quiénes nos necesitan? ¿Qué
problemas nos angustian y qué respuesta podemos dar?
§ Sintetizar en una frase el mensaje.
5.- Referencias Bíblicas para la reflexión personal de
20 minutos, respondiendo estas preguntas
§ ¿Qué nos enseña
la Palabra?
§ ¿Qué
situaciones ilumina?
- 1Cor
13,1-3 “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que
retiñe ... Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y
entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.”
- 1
Jn 4,20 «El
que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede
amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?»
- Jn
14, 34-35 “Os doy un mandamiento nuevo: amaos los unos a los otros. Así
como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto
reconocerán que son mis discípulos: en el amor que os tengáis los unos a los
otros.»
6.-
Para compartir…GESTO
Una vez
terminado el tiempo de la reflexión personal se unirá el grupo. Proponemos el
siguiente gesto.
1.- En
el lugar donde nos encontramos se colocará un incensario de carbón, encendido.
Cada uno toma los granos de incienso que se le dieron al inicio, y expresando EN
SILENCIO una oración de petición – súplica – agradecimiento… lo echa al
incensario para que se queme y reparta su olor.
2.- A
cada joven se le da un papelito pegante para que responda ¿cómo podemos
traducir la invitación a la misericordia y caridad en gestos concretos para
este Adviento-Navidad… Se irán pegando sobre la imagen de la ciudad en Navidad…La
misericordia de Dios requiere y necesita de nuestro compromiso para que se
manifieste en la realidad de este mundo.
3.- Todos juntos oramos con esta oración
apostólica del padre Claret:
Señor y Padre mío
que te Conozca y te haga conocer
que te Ame y te haga amar
que te Sirva y te haga servir
que te Alabe y te haga alabar
por todas las
Creaturas Amén.
Nos preparamos para la Eucaristía:
1.
MOMENTO DE PERDÓN Y DE LA PALABRA.
Intercalamos
la estrofa: SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE.
"La
historia es tuya, Jesús, y en ella estamos retratados todos nosotros.
Dijiste
que era un padre, que tenía dos hijos.
El
menor un día soñó ser libre y sacudió el peso de su casa.
Y
con osadía dio un paso hacia el padre para alejarse de él con la herencia.
Le
pertenecía. Y comenzó la aventura.
No
hubo beso de madre en la puerta.
Sólo
ojos de padre que le vieron perderse en la lejanía.
Desde
aquel día, se nubló el cielo.
Y
llovió en su casa -la del padre, Señor-, noche tras noche, día tras día.
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
El
país de los sueños lo pusiste lejos. Muy lejos.
El
dinero en su bolsillo hizo amigos y festines y juergas.
La
libertad soñada se tiñó de libertinaje, y el cansancio y la ansiedad,
y el
sentirse sólo se hizo el pan de cada día.
Llegó
un día en que todo lo gastó.
Y el
hambre azotó la tierra y la necesidad se le colgó al cuello
como
una bufanda en el invierno.
Y su
libertad quedó ajustada a un patrón de escasa paga.
Y el
encinar y las bellotas y los puercos
eran
en el joven compañía.
Y
sintió hambre de algarrobas.
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
No
tenía manos que le dieran un pedazo de pan.
Y el
hambre se le entró en el alma y le despertó la casa perdida.
Luego,
Jesús, nos dejaste al joven allí, tan lejos y tan cerca...
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
Su
libertad se hizo grito y el grito, sangre.
Y en
la sangre le nació el miedo. Y el barro de sus manos se agarró a su cara.
Y el
riesgo le dejó temblando como paja al viento. Y sintió sed de aguas.
Y se
enfrentó a las aguas:
"Cuántos
jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia
mientras
que yo aquí me muero de hambre".
Y
sintió su corazón despojado del orgullo y la aventura hizo arena en sus pies
descalzos.
Y
comenzó a pisar, paso a paso, el desierto. Su desierto.
Y se
dijo: "Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé
contra
el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo,
trátame
como a uno de tus jornaleros."
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
De
nuevo, Jesús, le pones en camino. Y se levantó.
Y
partió hacia su padre. Y el ritmo del éxodo marcó su camino.
Y
pasó una noche. Y un día. Y otra noche. Y otro día.
Y en
su corazón la promesa se hizo luz.
Luz,
caminando a su encuentro:
Estando
todavía él lejos, le vio su padre y, conmovido en sus entrañas,
Sintió
misericordia…
corrió,
se echó a su cuello y le besó efusivamente.
Luego
el llanto. Y la palabra entrecortada.
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
Y
los besos y el abrazo y el calor de la acogida.
Y el
brazo sobre el hombro. Y la mejilla en la mejilla.
Despacio.
Muy despacio hacia el hogar.
Y de
nuevo la Tierra Prometida.
Y la
lucha entre el temor y la confianza.
Y el
florecer de la vida. Y la libertad conquistada.
Después,
el mejor vestido para él.
Y el
anillo, en señal de alianza.
Y
las sandalias en los pies descalzos.
Y el
novillo cebado. Y la fiesta. Y la danza.
Es
la libertad renacida. Es el hijo muerto que ha vuelto a la vida.
Estaba
perdido y retornó a la casa.
SÍ ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI
PADRE.
El
Reino para todos.
Aun
para el hijo fiel al que le molestan las danzas y la música.
Aún
para el hijo mayor que no quiere entrar en la fiesta.
Porque
no afecta el mismo salario a la hora de la paga.
Y es
la palabra amiga del padre, porque el hermano había muerto
y
ahora vive y deja vivir; estaba lejos, y ahora está en la casa.
La
Alianza, la liberación... El abrazo de Dios hecho Padre y Madre
con
el hombre que vuelve y abraza.
Era
el hijo menor, Señor Jesús, que un día
soñó
ser libre, lejos del padre,
de
un Dios que aguarda y salva.
(E. Mazariegos - A.
Botana)
2.
PREFACIO.
LLAMAMIENTO A VIVIR LA LUZ DE DIOS. Hojita que tenemos todos
3. Paz y acción de GRACIAS.
Sacerdote:
Ya que Dios nos ha perdonado, vamos a celebrarlo
mediante el signo de la paz.
Que recibamos paz y que demos paz.
Que recibamos perdón y ofrezcamos perdón.
Que siempre tengamos presente el mandamiento del amor.
Que no defraudemos al mundo que sufre, que nos está
esperando.
Que seamos eternamente misioneros y constructores de
ciudad.
DÉMONOS FRATERNALMENTE LA PAZ…
(todos juntos proclamamos la oración Llevamos la Paz y la VIDA plena de nuestro Dios, que tenemos en la hojita y nos damos la
paz)
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