TALLER
DE NUEVA EVANGELIZACIÓN
SÍNODO DE LOS OBISPOS 2012
TESTIMONIO Y DESAFÍOS
Mons. Julio Hernando García
TESTIMONIO Y DESAFÍOS
Mons. Julio Hernando García
Introducción
La comunidad parroquial del
Claret al inicio de un nuevo año pastoral, ha realizado su retiro de Nueva
Evangelización, un espacio para fortalecer un nuevo rostro parroquial, desde
una espiritualidad para la Nueva Evangelización.
También antes de la asamblea
pastoral ha convocado a un taller sobre el Sínodo 2012 y que con la presencia
de Mons. Julio Hernando García, obispo de Itsmina y presente en el Sínodo nos
ha compartido su testimonio y desafíos. Con esta experiencia la parroquia ha
querido realzar la visión eclesial del proceso de Nueva Evangelización en la
Diócesis de Pereira. Sabemos todo el caminar de la diócesis y de la parroquia
para vivir como una comunidad evangelizada y evangelizadora.
A este taller fueron invitadas
personas de otras comunidades de la Vicaría de la Pobreza.
Después de un saludo cordial, Mons.
Julio nos leyó el texto de Mateo 28,18ss, recordándonos que Jesús mismo es
Evangelio. Nos recordó desde la expresión Evangelio su contenido: EU= Bueno,
cosa buena. Y ANGELOS= anuncio, noticia.
También se refirió a la palabra "Sínodo" que es de
origen griego: "syn" signfica "juntos" y "hodos"
significa "camino". El Sínodo es, pues, "caminar juntos".
Los trabajos de los padres
sinodales giraron en torno a unos temas que se habían venido trabajando desde
los años de preparación a la gran asamblea del mes de octubre del 2012.
Las consultas a las iglesias
particulares, a las conferencias episcopales, a las conferencias de religiosos,
a los teólogos, los consejos de laicos,
a diversos carismas eclesiales, a las Iglesias Orientales e incluso a otras
iglesias cristianas fueron perfilando una temática que afloró en la Asamblea
General.
En el aula sinodal, con la
alentadora presencia del sucesor de Pedro y acompañados por sus palabras
iluminadas, los padres sinodales y los demás invitados ayudaron a perfilar unos
grandes ejes temáticos que se fueron dando en el documento de trabajo, en la
breve disertación de los participantes, en las relaciones antes y después de la
discusión, en los trabajos de los círculos menores y en el debate libre con el
que se concluía cada jornada.
1.
LA RICA EXPERIENCIA
ECLESIAL
El Espíritu que anima a la
Iglesia va haciendo su obra donde quiere. Así se pudo apreciar con las distintas
experiencias evangelizadoras que se están llevando a cabo en estos tiempos en
los distintos continentes.
Entre luces y sombras, amaneceres
y atardeceres, Dios sigue haciendo historia de salvación contando con la
Iglesia.
Fue valioso escuchar el testimonio
de las iglesias que peregrinan en el Medio Oriente en medio de persecuciones y
martirios.
Las palabras de los obispos
sinodales de esos territorios nos fortalecieron y nos mostraron que el creyente
es ante todo semilla en el mundo frecuentemente
adverso y hostil al mensaje cristiano.
Por su parte, las Iglesias
asiáticas expusieron con voces alentadoras la ardua presencia evangelizadora en
ese populoso continente con significativas obras de caridad y el creciente
número de nuevas parroquias comprometidas en la formación de creyentes que por
la madurez y el testimonio de vida se convierten en fermento de nuevos
cristianos.
Las Iglesias del continente
africano mostraron que evangelizan en ambientes y círculos que tratan de
coartar la libertad del anuncio cristiano y en territorios llenos de vitalidad
y de compromiso misionero.
Las Iglesias del continente
europeo, tanto las de rito oriental como las de rito latino, expusieron
ampliamente la ardua labor evangelizadora que desarrollan en ambientes secularizados
y en situaciones que han dejado huellas profundas en su ser y en su quehacer.
Los escándalos de algunos
ministros y las pocas vocaciones en varios países del viejo continente han
despertado laicos muy comprometidos y variados carismas que generan respuestas audaces
acordes a las difíciles circunstancias del tiempo presente.
A pesar de todo, las iglesias
europeas siguen contando con ministros que se abren a la gracia y con
generosidad procuran ser fieles a los compromisos de su ministerio.
En Australia y Oceanía, la
Iglesia lleva a cabo su acción evangelizadora mediante la presencia y el
testimonio caritativo en distintos ambientes. También allí se ha sentido el
impacto de la globalización. Las iglesias particulares con planes pastorales
conjuntos procuran acoger a quienes viven en la indiferencia religiosa.
En cuanto al continente americano
se refiere, también la iglesia vive interesantes realidades en su labor
evangelizadora.
La experiencia eclesial de los
países del norte del continente es bastante similar a la que se vive en el
continente europeo. Las iglesias particulares afrontan esas realidades con creatividad
y con el compromiso apostólico de todos los bautizados en variados ambientes.
América Latina experimenta
grandes desafíos en su labor evangelizadora. Mediante distintos planes y
programas trata de responder a situaciones complejas y particulares como las sectas, la pobreza, el acompañamiento a las
jóvenes generaciones y el
direccionamiento de la religiosidad popular hacia opciones de fe que generen
creyentes coherentes.
Toda esta rica experiencia
evangelizadora hizo sentir en el aula sinodal una profunda comunión eclesial
con Pedro y bajo el cayado de Pedro.
Pero al mismo tiempo la tan
variada y novedosa experiencia evangelizadora que lleva la Iglesia en todos los
continentes dejaba una inquietud nada fácil de responder: que es entonces la
nueva evangelización.
2.
LA NATURALEZA DE LA NUEVA
EVANGELIZACIÓN
Los trabajos sinodales fueron
esclareciendo que el fundamento de la Nueva Evangelización para la Transmisión
de la Fe es, sobre todo, la acción de la Santísima Trinidad en la historia.
Dios Padre envía a su Hijo, portador
de la auténtica Buena Nueva para la humanidad, y el Padre y el Hijo envían el
Espíritu Santo para que nosotros seamos verdaderamente hijos de Dios.
Ese movimiento trinitario se
revela en la Virgen María quien por la acción del Espíritu Santo acepta el
designio del Padre y encarna en sus entrañas al Salvador.
La Iglesia recibe el mandato expreso
del Señor resucitado de "Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes... enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28,
19-20). La Iglesia tiene la tarea de continuar en el mundo la misión
evangelizadora que emana de la Santísima Trinidad.
Se entiende entonces que la
misión fundamental de la Iglesia es la evangelización.
El Papa Benedicto en la reflexión
de apertura, recordó que la Iglesia ha tomado la palabra "evangelium"
y la ha interpretado de una manera nueva y vivificante de tal modo que al
proclamarla continuemos el ministerio profético de los apóstoles.
En esa misma reflexión, el Papa
señaló la primacía de Dios en la evangelización. Dios es quien habla y actúa en
la historia. La Iglesia gracias al Espíritu Santo, anuncia el don que ha
recibido del Señor y debe realizarlo hasta los confines de la tierra. Cfr. LG
17.
Gracias a ese fundamento
trinitario, cada discípulo de Cristo tiene la misión de transmitir la fe. Todo
creyente tiene la crucial y vital participación y el ejercicio en la misión evangelizadora.
Por fidelidad a la naturaleza
trinitaria, la Iglesia evangeliza mediante la misión ad gentes, la
catequesis continua y el crecimiento de la fe y la Nueva Evangelización.
En síntesis la Nueva
Evangelización es una iniciativa de Dios, una nueva muestra del amor trinitario
en favor de la humanidad de nuestro tiempo que compromete a la Iglesia y que la
obliga a buscar mecanismos para anunciar y hacer experimentar a todos ese amor
divino.
3.
EL CONTEXTO ACTUAL DEL
MINISTERIO DE LA IGLESIA
A los cincuenta años de los
comienzos del Concilio Vaticano II, la Iglesia contempla los rápidos y
profundos cambios que se han presentado en la humanidad. Ellos implican la
misión de la Iglesia. Ellos interrogan la evangelización.
En el sínodo afloró la magnitud
de los desafíos a los que hace frente la Iglesia hoy y que obstaculizan la
transmisión de la fe. El más preocupante de entre ellos es la ausencia de lo
transcendente en una cultura cada vez más secularizada. Este es un enorme reto para
la Iglesia pero también una enorme ocasión para potenciar soluciones
estructuradas en una seria y profunda evangelización.
A la ausencia de Dios en la vida
de la persona, se le suman realidades como la globalización y sus múltiples
efectos sobre todo en las jóvenes generaciones, el individualismo, la
violencia, la falta de libertad religiosa, el desplazamiento de pueblos, la
destrucción del ecosistema y la pobreza extrema.
Estos retos exigen que la Iglesia
lleve a cabo una Nueva Evangelización. El magisterio del Papa Juan Pablo II y
del Papa Benedicto XVI y los distintos sínodos continentales y regionales dan
cuenta de la preocupación constante que se ha tenido en estos años por animar
el encuentro de los métodos y de los medios más
adecuados para que se realice la Nueva Evangelización.
Los padres sinodales han
manifestado de distintos modos la necesidad de una nueva evangelización en la
medida en que sus propias culturas están siendo afectadas por el proceso de
secularización, aunque de manera distinta según las áreas geográficas.
En el aula sinodal se señalaron signos
de Nueva Evangelización que dan aliento y esperanza y que son comunes como
experiencia eclesial en los cinco continentes.
Se insistió en considerar las
parroquias como el centro de la renovación de la Iglesia.
Se destacó también la formación
de las pequeñas comunidades cristianas en una gran variedad de formas. Ellas se
han convertido en centros vivos de evangelización.
Se dijo que el laicado está viviendo
en la Iglesia un desarrollo esencial y fecundo.
Se valoró muchísimo el esfuerzo evidente
que hace la Iglesia para promover el diálogo interreligioso como instrumento de
paz.
En síntesis, estos tiempos de
secularismo y de indiferencia religiosa expresados como parte de la cultura en
muchos lugares del mundo hacen que la Iglesia obediente al mandato del Señor enfrente
todos estos retos preguntándose sobre su propio misterio.
En esta materia, muchos padres
sinodales alentaron a la Iglesia a hacer de este un momento de revaluación de
su ministerio para que reconocida la nueva situación ejerza su labor de llevar
el Evangelio a todos los hombres.
4.
LAS RESPUESTAS PASTORALES
A LAS CIRCUNSTANCIAS ACTUALES
En este tema, se precisan
aquellos puntos que se destacaron tanto en las reflexiones, en las discusiones
y en los trabajos de los círculos menores.
Los padres sinodales señalaron la
urgencia de una renovación espiritual que la Iglesia debe efectuar y proclamar.
Esta renovación espiritual es el elemento más importante de la Nueva
Evangelización en cuanto implica un encuentro personal con Jesucristo a través
de la Iglesia.
Esta renovación espiritual no
será posible sino por medio de un nuevo Pentecostés. Muchos de los Padres hablaron
de la similitud entre los primeros tiempos de la Iglesia y el momento actual y
de la necesidad de destacar el papel de la Iglesia como verdadera presencia de
Cristo en el mundo actual.
En este tema de respuestas
pastorales, las parroquias afloraron como lugar reconocido donde se desarrolla
la mayor parte de la vida de la Iglesia. Ellas son el "locus" donde
tiene lugar una buena parte de la experiencia de la gente con la Iglesia y por
lo tanto el espacio propio para la nueva evangelización.
También se afirmó la importancia
de las pequeñas comunidades como lugares fundamentales para hacer efectivo un
nuevo Pentecostés.
La catequesis ha sido tema de
vital importancia en el aula sinodal. La educación en la fe es un punto esencial de la Nueva
Evangelización. Se formuló la necesidad de encontrar modelos prácticos y
concretos para ofrecer una adecuada educación a la fe que tenga presente el
mundo de los niños, de los jóvenes, del arte, la belleza y de la creación.
Algunos obispos insistieron en la
necesidad de poner un mayor énfasis en el ministerio de la catequesis. Teniendo
en cuenta que los catequistas son de gran ayuda para la Nueva Evangelización se
hizo la solicitud de la institución del ministerio de los catequistas.
Sobre los contenidos de la
catequesis varios padres sinodales hablaron de la necesidad de retomar la
tradición kerigmática católica para transmitir la Palabra de Dios en estos
tiempos de Nueva Evangelización.
Se dijo además que con la Nueva
Evangelización se debe hacer presencia en la sociedad mediante las estrechas
conexiones vitales entre la persona, la comunidad y la sociedad. En este
sentido, se habló del "Atrio de los Gentiles" como un espacio para la
evangelización de la cultura.
Finalmente entre las respuestas
pastorales se destacó el trabajo por la justicia social y la caridad como
identificación de la vida y el ministerio de la Iglesia.
5.
AGENTES Y PROTAGONISTAS DE
LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
En este cuarto tema los padres
sinodales fueron amplios y claros en señalar sobre quienes reposa la tarea
crucial de la Nueva Evangelización.
El obispo como cabeza de la
iglesia particular en comunión con su presbiterio, con los consagrados y los
laicos es el responsable de animar, coordinar y llevar a cabo la Nueva
Evangelización.
En este sentido se dijo de la
necesidad de una pastoral integral que conduzca a una transmisión de la fe en
la que intervengan todos los bautizados según sus distintos carismas.
Con frecuencia se hizo mención
del presbítero como uno de los más importantes agentes de la Nueva
Evangelización y de la transmisión de la fe. Ellos requieren de una formación
continua y permanente que les faculte la proclamación gozosa del Evangelio.
También quienes se están
preparando para el sacerdocio requieren de una formación singular para que
puedan llegar a ejercer su ministerio bajo la novedad y la espiritualidad de la
Nueva Evangelización. Ello implica una formación en este tiempo para reconocer
que consagrarán sus vidas al servicio de la Iglesia como sacerdotes célibes.
La vida consagrada reconocida
como don de Dios para la Iglesia se constituye en un signo de Nueva
Evangelización. De ahí la importancia de estar cercana a los planes pastorales
diocesanos y parroquiales. Se destacó la variada participación y los valiosos
aportes de los padres sinodales provenientes de varias comunidades de distintos
institutos religiosos.
Muchos padres sinodales han
destacado el papel del laicado en la labor de la Nueva Evangelización sobre
todo campos como la educación, la política, las empresas, los medios de
comunicación social y todas las áreas de compromiso de los laicos.
Se destacó el papel de la
familia, pues ésta representa el instrumento a través del cual se transmite la
fe. Cuando los espacios y los ambientes se reducen, la familia se convierte en
el lugar propio de la Nueva Evangelización. Ella necesita ser acompañada y
formada sobre todo para que asuma la catequesis y por medio de ella transmita
la fe y la ayude a madurar.
También los padres sinodales
mencionaron con frecuencia el papel protagónico de los jóvenes en la Nueva
Evangelización. Ellos están llamados a evangelizar el mundo juvenil con audacia
y sinceridad.
Se mencionaron también los pobres
como signo evangelizador para un mundo secularista que fija su mirada en la
acumulación de las riquezas. Se recordó el amor de Jesús por los pobres, los
enfermos, los marginados, los excluidos y los pecadores.
Algunas intervenciones señalaron
el fenómeno migratorio, como una oportunidad para ofrecer espacio y acogida a los
católicos que llegan a nuevos ambientes y por no encontrar los esos sitios dejan
de practicar su fe. A ellos es necesario
darles la bienvenida y acogerles en la comunidad esta es una forma de Nueva
Evangelización.
Se habló también de la liturgia,
de la mujer, de la necesidad de establecer centros de formación para la Nueva
Evangelización, de la importancia de los medios de comunicación social para la
transmisión de la fe, los derechos humanos, la enseñanza de la Doctrina Social
de la Iglesia, los diálogos ecuménicos, interreligiosos y entre ciencia y fe.
Finalmente, es bueno destacar que
en este tema apareció también la parroquia como responsable de favorecer todas
sus estructuras al servicio de la Nueva Evangelización de tal modo que en ella
se facilite el encuentro personal con Jesucristo, se viva la conversión
profunda, se crezca en la fe y se asuma el compromiso misionero que corresponde
a cada creyente.
CONCLUSIÓN
La Nueva Evangelización para la transmisión
de la fe es un don divino para la humanidad que Dios confía a la Iglesia de
este tiempo y que exige una generosa apertura para responder a lo que Dios está
pidiéndonos hoy y para dar a las personas lo que Dios les está ofreciendo.
El Espíritu Santo guía y acompaña
a la Iglesia y la dota con dones y carismas para que pueda llevar a cabo en el
mundo la tarea que Cristo le ha encomendado.
Evangelizar constituye para la
Iglesia su más grande motivo de gozo y de gratitud.
Todos los creyentes en los
distintos ambientes y lugares tenemos la tarea de evangelizar.
La Virgen María, estrella de la
Nueva Evangelización acompaña a la Iglesia es esta apasionante experiencia de
santidad y de misión.
GRATITUD
En nombre de la comunidad parroquial del Claret, quiero darle gracias
al Señor por permitirnos tener en medio nuestro a un testigo del Sínodo de
la Nueva Evangelización. Mons. Julio Hernando
nos sigue avivando un “repensar” en este contexto urbano el trabajo
parroquial claretiano, con una mente abierta y un corazón misionero.
Después de 50 años de evangelización misionera, acogemos el “llamado”
de la Iglesia a un nuevo ardor, a nuevas expresiones y nuevos métodos para
ser fieles al Evangelio, vivido y compartido como Claret.
Seguimos con esperanza este Nuevo Pentecostés, ese “soñar” una
parroquia como comunidad evangelizada y evangelizadora. En María, corazón
de la Nueva Evangelización, compartiremos este caminar, con un encuentro vivo
y permanente con su Hijo Jesús, haciendo posible una ciudad como espacio de
Vida, Paz, Justicia e Integridad de la Creación.
Gracias pues Mons. Julio por su presencia testimonial y de empuje hacia
adelante. En el corazón de la Iglesia queremos ser misioneras y misioneros.
También gracias a todas las personas que siguen forjando una parroquia
con rostro nuevo, profundamente humano, espiritual y misionero.
P. Alfredo Plaza Mora, cmf
Párroco
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