Recordando el “Retiro
Espiritual”
Recordando el “Retiro
Espiritual”
Sábado 26 de Enero de
2013
Casa Santa María de
los Ángeles de la Diócesis.
Oriundo de Sopetrán, “la tierra
de las frutas” y párroco en Manizales en el trienio anterior; fui designado por
mis superiores de la Congregación de Misioneros Claretianos a la que pertenezco,
a formar parte del equipo de misioneros
en la parroquia San Antonio María Claret de Pereira. Por tal motivo me invitó
el P. Alfredo Plaza Mora CMF, párroco, al retiro espiritual con que dimos comienzo
al plan pastoral este año. Estas líneas son una resonancia del retiro, a petición suya.
Con mucho entusiasmo y alegría
llegué a la casa de retiro de Santa María de los Ángeles de la Diócesis, me
acerqué al salón donde estaban reunidos un grupo aproximado a las ochenta
personas, que pertenecen a la pastoral de la parroquia Claret de Pereira. Dirigidos
y orientados por los Misioneros Claretianos de la parroquia: compartían la presentación
en pantalla de algunos servidores que participaron en los 50 años de vida Misionera en la
parroquia. Se trata del retiro que nos fortalece para el arranque del año con el desarrollo del Plan Pastoral de
Nueva Evangelización propuesto.
Me sentí acogido, sereno, inducido por el poema de Pedro Casaldáliga
“Manos Unidas” que nos invitaba a convertir la actividad pastoral en fortaleza
y unidad, en oración y comunión; estábamos terminando esta primera actividad
cuando llegó el P. Marco Antonio
Guerrero, encargado de conducir nuestro
retiro. Luego de saludarnos, comenzó reafirmando
lo que debemos ser como bautizados, cómo hacer la Nueva Evangelización, colocando
la Palabra de Dios como “luz para nuestros pasos”.
Con el texto de LC 24,13-35,
sobre los discípulos de Emaús nos hizo la reflexión con la metodología de la lectio
divina: donde destacó el hecho que los cristianos católicos no podemos andar
tristes “como los que viven sin esperanza”; así andaban los discípulos de Emaús
por el camino cuando aún no descubrían la presencia del Jesús vivo y resucitado;
experimentaban el fracaso con la muerte de quien les ofreció un proyecto de
Vida Eterna. Se apoyó el P. Marcos, en
la frase del Papa Juan Pablo II, que nos invita a tener: “ojos abiertos y corazón palpitante”.
Y es que toda la Iglesia está en
camino de renovación con “El año de la fe” proclamado por el papa Benedicto XVI
y específicamente en la reunión de obispos de América Latina en Aparecida el
papa nos invitó a hacer una verdadera conversión teniendo “un encuentro
personal con Jesúcristo”, percibiéndolo vivo y resucitado, como en el caso de
los discípulos de Emaús. Solo así, viviremos libres de las inseguridades e
idolatrías que nos ofrece un mundo convulsionado por el caos de la avaricia, la
violencia y el desamor.
Decía el P. Marco: A los
cristianos nos falta arrojo, intrepidez, no hay pasión por el Evangelio, ni por
la Sagrada Escritura. No podemos seguir simplemente queriendo llenar nuestro
intelecto de sabias propuestas, eso también, pero además, que el Señor sea mi
tiempo, mi vida, mi historia, que lo deje entrar en mi corazón, aprendiendo a escuchar
su Palabra, dejándome educar por ella y viviendo el Misterio Pascual en la
Eucaristía. Para ello tenemos que nacer de nuevo-como en Nicodemo-no es un
encuentro mental, es una experiencia de Vida con la persona de Jesús, que nos
lleva a la conversión.
Viviendo así, renovamos nuestra
fe, comunicamos alegría y esperanza, seremos creíbles por el AMOR y capacitados
para anunciar a Jesucristo cada día (2Tim 1,6ss). Por ello nos debemos
preguntar: ¿Cómo está mi fe?, ¿Pongo obstáculos a la acción del Espíritu en
mí?, ¿Cuál es mi identidad de vida cristiana?
No tener miedo a dar testimonio,
los problemas y dificultades nos invitan a ser verdaderos y valientes testigos.
La experiencia de Jesús pasa por recibir los dones del Espíritu Santo, cuyos
frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, fidelidad, modestia, dominio de sí mismo, bondad, amabilidad. En
cambio los efectos de la carne son: fornicación, indecencia, libertinaje,
idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición,
discordias, sectarismos, celos borracheras, comilonas y cosas semejantes. Estas
cosas son las que impiden entrar al Reino de Dios (Gal, 19-25). De muchas maneras
nos animaba el P. Marco para que asumiéramos este año la pastoral con mucho
entusiasmo.
Con la frase de San Pablo “Ay de
mi si no evangelizare” estamos invitados a descubrir nuestra verdadera vocación
evangelizadora, desde nuestra misión de consagrados por el bautismo. Nadie es
capaz de crecer solo en la fe, es en la experiencia de la comunidad cristiana
donde podemos crecer y nos podemos amar. Allí estamos invitados a construir la
comunión y sólo desde allí podemos ser misioneros.
Finalmente el P. Marco nos hizo
una referencia con relación a María: “Nuestra piedad mariana no debe caer en un
pietismo superficial y vacío, por el contrario nos debe llevar cada día a una
relación más profunda y filial con nuestra madre y madre de Jesús”. Ella
nos guía hacia su Hijo Jesús, para ser verdaderos discípulos
y misioneros suyos.
Finalmente el P. Marco nos hizo
un cuadro síntesis del proceso de Nueva Evangelización con un buen enfoque
sobre los temas obligados: Kerigma, el anuncio; Koimonía, la unidad; Comunidad,
proyección cristiana. La misión como tiempo de preparación y llamado inicial, y
la misión permanente como forma de vivir
los ministerios en la Iglesia, los sacramentos.
Fue nuestro centro de retiro la
Eucaristía Presidida por el P. Marco, concelebrada por los Misioneros Claretianos
y misioneros laicos. Un motivo para dar gracias a Dios por los dones recibidos
y la fuerza de su espíritu para el compromiso, tarea y misión para lanzarnos en
la ejecución del Plan Pastoral. Para mí, la oportunidad de conocerlos e iniciar
mi experiencia apostólica en esta comunidad de vida. Gracias por la buena
acogida, que Jesús vivo y resucitado nos acompañe en este tiempo de gracia y
bendición.
Pedro Nel Quintero Londoño
Misionero Claretiano
0 comentarios:
Publicar un comentario