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martes, 19 de marzo de 2013

Recordando el “Retiro Espiritual”

Recordando el “Retiro Espiritual”                                                                                                          

Recordando el “Retiro Espiritual”
Sábado 26 de Enero de 2013
Casa Santa María de los Ángeles de la Diócesis.


Oriundo de Sopetrán, “la tierra de las frutas” y párroco en Manizales en el trienio anterior; fui designado por mis superiores de la Congregación de Misioneros Claretianos a la que pertenezco,  a formar parte del equipo de misioneros en la parroquia San Antonio María Claret de Pereira. Por tal motivo me invitó el P. Alfredo Plaza Mora CMF, párroco, al retiro espiritual con que dimos comienzo al plan pastoral este año. Estas líneas son una resonancia del retiro,  a petición suya.
Con mucho entusiasmo y alegría llegué a la casa de retiro de Santa María de los Ángeles de la Diócesis, me acerqué al salón donde estaban reunidos un grupo aproximado a las ochenta personas, que pertenecen a la pastoral de la parroquia Claret de Pereira. Dirigidos y orientados por los Misioneros Claretianos de la parroquia: compartían la presentación en pantalla de algunos servidores que participaron en los 50 años de vida Misionera en la parroquia. Se trata del retiro que nos fortalece para el arranque del  año con el desarrollo del Plan Pastoral de Nueva Evangelización propuesto.

Me sentí acogido, sereno,  inducido por el poema de Pedro Casaldáliga “Manos Unidas” que nos invitaba a convertir la actividad pastoral en fortaleza y unidad, en oración y comunión; estábamos terminando esta primera actividad cuando llegó el P. Marco Antonio Guerrero,  encargado de conducir nuestro retiro. Luego de saludarnos, comenzó  reafirmando lo que debemos ser como bautizados, cómo hacer la Nueva Evangelización, colocando la Palabra de Dios como “luz para nuestros pasos”.

Con el texto de LC 24,13-35, sobre los discípulos de Emaús nos hizo la reflexión con la metodología de la lectio divina: donde destacó el hecho que los cristianos católicos no podemos andar tristes “como los que viven sin esperanza”; así andaban los discípulos de Emaús por el camino cuando aún no descubrían la presencia del Jesús vivo y resucitado; experimentaban el fracaso con la muerte de quien les ofreció un proyecto de Vida Eterna. Se apoyó el P. Marcos,  en la frase del Papa Juan Pablo II, que nos invita a  tener: “ojos abiertos y corazón palpitante”.

Y es que toda la Iglesia está en camino de renovación con “El año de la fe” proclamado por el papa Benedicto XVI y específicamente en la reunión de obispos de América Latina en Aparecida el papa nos invitó a hacer una verdadera conversión teniendo “un encuentro personal con Jesúcristo”, percibiéndolo vivo y resucitado, como en el caso de los discípulos de Emaús. Solo así, viviremos libres de las inseguridades e idolatrías que nos ofrece un mundo convulsionado por el caos de la avaricia, la violencia y el desamor.
Decía el P. Marco: A los cristianos nos falta arrojo, intrepidez, no hay pasión por el Evangelio, ni por la Sagrada Escritura. No podemos seguir simplemente queriendo llenar nuestro intelecto de sabias propuestas, eso también, pero además, que el Señor sea mi tiempo, mi vida, mi historia, que lo deje  entrar en mi corazón, aprendiendo a escuchar su Palabra, dejándome educar por ella y viviendo el Misterio Pascual en la Eucaristía. Para ello tenemos que nacer de nuevo-como en Nicodemo-no es un encuentro mental, es una experiencia de Vida con la persona de Jesús, que nos lleva a la conversión.

Viviendo así, renovamos nuestra fe, comunicamos alegría y esperanza, seremos creíbles por el AMOR y capacitados para anunciar a Jesucristo cada día (2Tim 1,6ss). Por ello nos debemos preguntar: ¿Cómo está mi fe?, ¿Pongo obstáculos a la acción del Espíritu en mí?, ¿Cuál es mi identidad de vida cristiana?
No tener miedo a dar testimonio, los problemas y dificultades nos invitan a ser verdaderos y valientes testigos. La experiencia de Jesús pasa por recibir los dones del Espíritu Santo, cuyos frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, fidelidad, modestia,  dominio de sí mismo, bondad, amabilidad. En cambio los efectos de la carne son: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordias, sectarismos, celos borracheras, comilonas y cosas semejantes. Estas cosas son las que impiden entrar al Reino de Dios (Gal, 19-25). De muchas maneras nos animaba el P. Marco para que asumiéramos este año la pastoral con mucho entusiasmo.

Con la frase de San Pablo “Ay de mi si no evangelizare” estamos invitados a descubrir nuestra verdadera vocación evangelizadora, desde nuestra misión de consagrados por el bautismo. Nadie es capaz de crecer solo en la fe, es en la experiencia de la comunidad cristiana donde podemos crecer y nos podemos amar. Allí estamos invitados a construir la comunión y sólo desde allí podemos ser misioneros.
Finalmente el P. Marco nos hizo una referencia con relación a María: “Nuestra piedad mariana no debe caer en un pietismo superficial y vacío, por el contrario nos debe llevar cada día a una relación más profunda y filial con nuestra madre y madre de Jesús”. Ella nos  guía hacia  su Hijo Jesús, para ser verdaderos discípulos y misioneros suyos.

Finalmente el P. Marco nos hizo un cuadro síntesis del proceso de Nueva Evangelización con un buen enfoque sobre los temas obligados: Kerigma, el anuncio; Koimonía, la unidad; Comunidad, proyección cristiana. La misión como tiempo de preparación y llamado inicial, y la misión permanente  como forma de vivir los ministerios en la Iglesia, los sacramentos.

Fue nuestro centro de retiro la Eucaristía Presidida por el P. Marco, concelebrada por los Misioneros Claretianos y misioneros laicos. Un motivo para dar gracias a Dios por los dones recibidos y la fuerza de su espíritu para el compromiso, tarea y misión para lanzarnos en la ejecución del Plan Pastoral. Para mí, la oportunidad de conocerlos e iniciar mi experiencia apostólica en esta comunidad de vida. Gracias por la buena acogida, que Jesús vivo y resucitado nos acompañe en este tiempo de gracia y bendición. 

Pedro Nel Quintero Londoño
Misionero Claretiano 

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