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lunes, 24 de junio de 2013

Casa de la Palabra

PRESENTACION DE LOGOTIPO
CASA, PALABRA Y EVANGELIZACION.

 

«CASA»                                                                                                           
Lugar de acogida donde estar bien, reencontrarse a uno mismo, sentirse introducido en un territorio, en una comunidad, es una “hábitat” de humanidad. 
Más profundamente todavía, «casa» es una palabra de sabor típicamente familiar, que recuerda el calor, el afecto, el amor que se pueden experimentar en una familia y más la nuestra que es una familia misionera. 
La «casa» entonces representa la riqueza humana más preciosa, la del encuentro, la de las relaciones entre las personas, distintas por edad, por cultura y por historia, pero que viven juntas y que juntas se ayudan a crecer. La «casa» es un lugar decisivo en la vida, donde la vida crece y se puede realizar; cada persona aprende a recibir amor y a donar amor. Esta es la «casa» claretiana que nos identifica como familia misionera.
Es nuestra escuela con Jesús en medio nuestro. Con María desde su corazón gozoso nos descubrimos para ser forjados a proclamar en familia las maravillas del Señor. Esta casa-escuela nos educa en el amor y la caridad apostólica. La parroquia, la diócesis, la Iglesia es la casa donde nos sostenemos todos en el camino de la conversión y de la familiaridad con el Verbo Encarnado. Eres “casa”, somos “casa”.
«PALABRA»
que califica esta Casa y define su identidad típica. Es una Casa, en efecto, que se caracteriza por el don de la Palabra, que es luminosa, encarnada, humanizada y desde ella queremos vivir ese ser oyentes y servidores/as. Esta Palabra nos introduce en una cultura de encuentro y nos forja como misioneros y misioneras. En, Con, Desde y Por la PALABRA queremos ser discípulos y discípulas.
Sentimos como Claret cuando nos dice “Todo se hace por medio de la Palabra. La Palabra ha sido y será la reina del mundo. La Palabra Divina de Jesucristo restauró todas las cosas” Aut 449-450.  
Esta Palabra seguirá siendo acogida desde la invocación del Espíritu Santo, el Espíritu nos orientará siempre. Esta Palabra seguirá siendo leída, leeremos y volveremos a leer. Dios no habla y sale a nuestro encuentro. Recuerda, la persona es lo que lee. Esta Palabra también seguirá siendo meditada, es decir seguirá siendo un aprendizaje de tantas palabras en la Palabra, dar vueltas a la Palabra en el corazón, recordarlas y repetirlas hasta experimentar una fuerza y la luz de Dios, hasta meterme dentro de la Palabra y conocerla.
Esta Palabra seguirá siendo oración, un diálogo con Dios por medio de la alabanza, acción de gracias, petición de perdón, apertura a las necesidades de nuestra ciudad, de la parroquia y de la Iglesia. No podemos olvidar el silencio que es ecología de la palabra. Y esta Palabra seguirá siendo presencia de vida nueva, testimoniante y esperanzadora.
Finalmente esta Casa de la Palabra se le califica como fragua para una «EVANGELIZACIÓN MISIONERA» Queremos sentarnos de nuevo, en casa a los pies de la Palabra, donde el Maestro se revela, educa nuestro corazón y la mente, donde se aprende a ver la realidad con la mirada misma de Dios, hasta tener un mismo corazón para la Evangelización. Queremos ser evangelizadores/as “nuevos” en el corazón de la Nueva Evangelización. Que esta casa de la Palabra nos permita una:
  • Visión nueva del mundo y una nueva forma de ver la misión de la Iglesia. Una nueva espiritualidad misionera.
  • Conversión personal y comunitaria que nos permita profundizar la experiencia de fe, fortalecer la propia relación con Jesucristo, que enciende el fuego evangelizador y ardor misionero. Que seamos más transparentes.
  • Una conversión al Reino de Dios, que nos exige mucha humildad al servicio del reino, dejar que crezcan las semillas y denunciar lo que se opone a este crecimiento.
  • Necesitamos abrir rutas desde el diálogo desde la diversidad.
  • Descubrir a Dios desde los nuevos escenarios de la ciudad, de la diócesis y de la parroquia, miramos la realidad con el corazón y con los ojos compasivos de Jesús.
  • Que sigamos siendo “corresponsables” para que hagamos realidad el sueño de esta Casa, que queremos sea de Todos para el bien de Todos. Que esta Visión y Misión nos siga convocando en el “nosotros” y podamos responder a los desafíos de la familia, de los jóvenes, de los diferentes liderazgos de la ciudad, de la cultura y por supuesto nuestro sentido de solidaridad con los pobres.

Queridos amigos, que nuestra Casa siga siendo un lugar de la Palabra para una Nueva Evangelización. Que la Virgen María nos visite siempre para seguir proclamando las maravillas del Señor y desde esta Casa, la PALABRA sea amada, conocida, servida y alabada por siempre.

¡Gracias por estar aquí!

P. Alfredo Plaza Mora, cmf

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