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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un Dia de Gloria

UN DIA DE GLORIA

En 1541 los historiadores constatan la fundacion de Cartago (hoy Pereira) con el nombre de San Jorge Cartago entre los rios de Otún y Quindio. Por la permanente instigacion de las tribus Quimbayas y Pijaos los nuevos pobladores se vieron en la necesidad de trasladar el caserio a orillas del rio La Vieja, en el año de 1691, llamandola, la villa del robledo en el lugar que hoy ocupa Cartago.
Durante muchos años la antigua Cartago permaneció abandonada, hasta el año de 1816 cuando sirvió de refugio durante las guerras de independencia a Francisco Pereira Martínez y algunos otros más. Después de la guerra, Pereira compró algunos terrenos baldíos ubicados entre los ríos Otún y Consota hasta la desembocadura de la quebrada Egoyá. En 1860, ciento sesenta y dos años después de permanecer sin presencia colonizadora, varios vecinos como Francisco Pereira, el P. Remigio Antonio Cañarte y don Félix de la Abadía, concibieron el proyecto de restablecer la población donde se hizo la fundación de la antigua Cartago.

A lomo de mula, realizan el viaje hacia estas tierras y el día 30 de Agosto de 1863, a las 7 de la mañana es bendecida una capilla rústica, cubierta de paja, ubicada en lo que hoy es la calle 19 con carrera octava, y a las 8 de la mañana se celebra con la mayor pompa y solemnidad la santa misa presidida por el Padre Cañarte; donde se eleva una oración por el alma de don Francisco Pereira quien había fallecido y con quien, había un compromiso que se sellaba en aquella celebración, una acción de gracias, por quienes tuvieron un sueño y en un altar daban gloria y recibían bendición, con la fundación de una nueva ciudad.

Elías Recio uno de los pocos moradores que por aquella época sabían leer y escribir, y como secretario y vocal del comicio, quien sin ser abogado, recibió el primer empleo como notario para el distrito de Pereira. Líder que impulsó luego el proyecto del ferrocarril y con el talento de la poesía que corría por sus venas, dedicó sus versos llenos de amor por su ciudad, de supuño y letra, escribiendo sobre este acontecimiento fundamental para los anales de nuestra historia; poemas que hoy nuevamente recordamos en esta fecha memorable de los 150 años de nuestra ciudad: “Instalado el venerable cura y fundador primario Remigio Antonio Cañarte ideal sacerdote amado, procedió a solemnizar, con la misa el gran acto, a la vez fundación, y el misterio sacrosanto: sirviendo como padrinos en ese festival grato, don Félix de la Abadía y su madre, el ser amado, doña Petrona Pereira, hija de aquel patricio, genio de talento raro; Misa y fundación a un tiempo fue el acto más soberano, dignos de clásica historia para siempre recordarlos. Ese día, fue día de gloria y regocijo de hermanos, tanto propios como extraños, así nombrado fue augurio de un porvenir, de una ciudad, que es encanto por el modernísimo estilo que inspira a líricos bardos”.

Hoy felicitamos a nuestra ciudad y uniéndonos al Nuncio Apostólico con la bendición pontificia, elevamos al creador como lo hizo en sus inicios el Padre Cañarte, nuestra plegaria, por sus fundadores y por quienes a lo largo de estos 150 años han hecho de esta Perla del Otún, una ciudad sin puertas; con la pujanza de sus gentes, con sus mujeres encantadoras, con su olor a café, y con una fe inquebrantable en sus ancestros como en su herencia religiosa. Gracias Pereira, encantadora y joven, que nos desgarra el alma cuando debemos partir a otras tierras lejanas llevando en el corazón la nostalgia de una tierra Querendona, Trasnochadora y Morena.

Padre Pacho


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